TahomaruxHiakkimaru

Chapter I

Desde temprano hacía el patrullaje al rededor de las tierras de mi padre. El sol aún no salía, la oscuridad en el cielo era tan profunda que pensaba que las mismas estrellas desaparecerían en aquel abismo. Los ojos dejarían de pesarme en un rato, pues ya era de costumbre levantarme a estas horas. Quería adelantarme de todos. De los plebeyos, de los caballero, de mi padre... incluso, estar dispuesto para pelear antes que el mismo sol mostrara su cara.

La Luna es hermosa, verla me transmite una de las pocas cosas que se pueden rescatar en un período de guerra, necesito proteger a mi pueblo antes de que sea atormentada por el Ejército de los Asakuras. No puedo permitirme dormir mientras ellos esperan al margen de mi territorio... esperando, asechando el momento de atacar mientras mi padre baja su guardia.

La oscuridad en los ojos negros del joven Príncipe se verian iluminados a medida que su pálido y respingado rostro ladeaba hacia uno de los jardines que guardaba un arroyo. Habia una persona desconocida.

- Quién eres tu? -el joven Príncipe se encontraría dispuesto a pelear si algún estúpido soldado enemigo se hubiese colado en sus tierras. Aquella persona estaba de pie sin voltear, no parecía despegar ningún tipo de energía que le diera entender que fuese peligroso.

Tahomaru tomó las riendas de su caballo y tiró de ellas. Sus escoltas no se quedarían atrás ni mucho menos tendrían las manos vacías. Ya preparados con su arco y espada esperaban a izquierda y derecha del joven azabache.

¿por qué no me mira? Mi caballo ya estaba posicionado a un lado suyo pero con una distancia que nos permitiria defendernos de un ataque recíproco. Mi mano ya habían empuñado la espada al notar que era un forastero, específicamente un samurai, más sólo recibí una actitud de indiferencia. Los ojos de este joven, no más grande que yo, son tan opacos. Un tono cafe oscuro que podría asemejarse a los negros míos. Me desespera el ver que no se mueve, su torso no se eleva al respirar... ese hombre no me estaba identificando como a su enemigo pese a la situación en la que estabamos. Tuve que sacar mi espada hasta desenfundarla provocando que la Luna en el agua se reflejaran en el metal, este actuó como un reflector de luz tenue,iluminando mucho mejor el rostro del individuo.

- soy el Príncipe Tahomaru, la cabeza de estas tierras ¡y el mejor espadachin de este mundo! Exijo que te identifiq...

Aquel joven no más grande que mí había depositado sus manos en mi caballo,esos dedos eran rígidos y estaban ligeramente astillados... esa persona no tenía extremidades reales y lo único que los sustituian eran prótesis de madera. Sus ojos, eran tan opacos por la razon de que no veían. Pude notarlo con solo ver como estaban posicionados en la lejanía pese a tener al caballo tan cerca. Esas orbes no me veían y podría jurar que no era el único sentido que le faltaba. Debía ser eso, o simplemente era un loco que no sabía donde era su lugar.

Comenzó acercar su rostro hasta frotar su frente contra la de mi caballo, había esperado que mis escoltas reaccionaran a esta falta de respeto de forma agresiva, pero para mayor sorpresa mia ellos ya no estaban. Parecía que no solo las estrellas no podían escapar del cielo, ese abismo también se había tragado a mis escoltas. Tuve que sujetar firmemente las riendas ya que el caballo reaccionó mal ante la actitud del forastero, una brisa helada rozo mi rostro y viajo llevando petalos de sakura hasta terminar en aquel individuo. Corrieron a un lado el fleco largo que ocultaba su rostro respingado, el era horriblemente familiar. Sentía que no era la primera vez que lo veía. Lo sentia tan cercano a mi.

Necesidades desconocidas despertaron en mi, quería bajarme de mi caballo y poder tomarlo de los hombros. Comprobar si la fuerza bruta era capaz de sacarle la verdad a las personas.

Sus labios se movieron lentamente en silencio, dibujando con ellos las palabras "Hiakki" "maru"

Continuará