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Desde que Seokmin y Jun tuvieron aquella plática desenvolvente la relación entre ambos se fortaleció.

Acordaron que no habría secretos entre los dos para que haya una mejor relación. Y su relación había florecido después del encuentro entre sus cuerpos en una amorosa y erótica entrega.

También como había sido sugerido por Jun, se mantenía pegado al coreano casi todo el día, a excepción de algunas veces en las que Seokmin entraba a reuniones largas, aburridas para Jun, y no se veían por aquellos tiempos.

Sin embargo ninguno descartaba que sus personalidades fueran completamente incompatibles logrando mostrar sus indiferencias múltiples veces.

Mientras Jun quería una cosa, Seokmin deseaba otra.

—Te dije que no puedo, Junie— repitió demasiado cansando, mientras apoyaba los codos en el escritorio y se pasaba las manos por su rostro.

—Si puedes— contradijo el de hebras rojas con fastidio.

—Dije que no y punto— sentenció esperando éxito y regresando la vista a los documentos que tenía que firmar—. Esta es una junta verdaderamente importante, no puedo cancelarla ni posponerla.

—Entonces no se para que me pides matrimonio si te la vas a pasar toda la vida trabajando y no me prestaras atención.

Esas palabras, que Jun soltó con tristeza, fueron las causantes de un silencio temporal a la par que le daban un golpe muy bajo a Seokmin.

Pudo sentir el dolor de Jun, llegando a sentirse miserable. No podía negarlo porque Jun estaba en lo cierto. Pero también pensaba que exageraba las cosas.

No obstante, sea una o sea otra, tenía que buscar de alguna manera una solución a lo que su prometido pedía.

—Bien, vayamos a almorzar.

Jun sonrió alegremente por la accesibilidad del pelinegro. Su mano se entrelazo con la del coreano y ambos salieron de la oficina de Seokmin.

Vernon miró confundido a Seokmin quien formuló sin pronunciar un espera aquí. Los vio adentrarse en el elevador para luego perderlos de vista.

Al instante en el que se subieron, Jun sintió su celular vibrar. Lo sacó y revisó el reciente mensaje que le llegó de su hermano Minghao.

—Seokmin, no hace falta que tengamos el almuerzo juntos— anunció sin importancia mientras contestaba el mensaje—. Minghao quiere almorzar conmigo.

Aquellas palabras dichas por Jun fueron las que pusieron fin a la paciencia de Seokmin y para cuando terminó de responderle a Minghao, el elevador se detuvo. Luego unas fuertes manos lo apresaron bruscamente en la pared de la caja metálica movediza y unos labios se posaron sobre los de Jun de manera furiosa.

Era momento de que Seokmin comenzara a educar de una manera correcta a Jun.

[...]

Al salir del ascensor, Seokmin caminaba frescamente con mirada satisfecha mientras Jun caminaba incómodamente con el cuerpo lánguido masajeandose las muñecas marcadas, que minutos atrás habían sido retenidas por el cinturón de Seokmin.

El rostro de Jun, que era adornado por pequeñas perlas de sudor, combinaba con sus cabellos rojos despeinados, que arregló rápidamente.

Su respiración ya no estaba agitada pero el dolor en sus rodillas, espalda y glúteos aún estaba presente.

A pesar de eso no se quejaba, lo había disfrutado.

Durante el camino al restaurante, en donde Jun se vería con Minghao, en todo el trayecto se mantuvo acurrucado sobre el gran cuerpo de Seokmin quien le hacía caricias por toda la espalda.

Por sus acciones realizadas, se sentía un poco más liberado pero no del todo bien. Era consciente de que fue muy brusco con Jun, más de lo que planeaba a pesar de no haber cancelado su junta, reprendiendose por no cumplir en su palabra de no dañar a su prometido. Sin embargo muy en el fondo sabía que era necesario para darle entender a Jun la importancia en su trabajo pero también era peligroso porque aquello solo lo dejó más deseoso.

Bajaron del auto cuando llegaron a su destino dirigiéndose a la parte apartada y privada del restaurante, y aunque Seokmin no se quedaría a almorzar con los nativos chinos, permaneció a un lado del pelirrojo, esperando por la llegada de Minghao.

—En lo que llega Hao, iré al baño— informó a Seokmin, librándose a la vez de los músculos brazos que lo envolvían con cierta posesión-. Ya vuelvo.

—¿No quieres que te acompañe?— preguntó preocupado aún por el estado de Jun.

—Me gustaría pero necesito que estés aquí por si viene Hao.

Obedeció a las palabras de Jun, viendo como se alejaba y unos segundos después de que se fue Jun, Minghao apareció.

—Que sorpresa, Lee— fue lo primero que Minghao dijo, sin mostrar rastro alguno de sorpresa, al llegar junto al mayor.

Cualquier persona que pase por el lugar y vea a Seokmin y Minghao pensaría que esos dos se odiaban con solo ver las miradas que cada uno se lanzaba.

Aunque no sería así. Minghao conocía a Seokmin desde varios años atrás y en todo ese tiempo habían trabajado juntos en temas fuera con relación a asuntos empresariales.

Colaboraban el uno con el otro respecto a información privada, obteniendo cada quien lo que quería. Seokmin obtenía la información que guste y Minghao obtenía millones por soltar lo que Seokmin le pidiera.

Fuera de eso, eran completos extraños que vivían cada quien su vida por diferentes lados y que a penas y se conocían de manera adecuada. No había nada más, solo les importaba el trabajo.

Trabajo sencillo que ambos conocían como negocios.

Fin.

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I'm just kidding 😋😜🤭 aún le falta bastante a estooo haha y el siguiente capítulo es una joya, tiene una pieza muy importante.

━Business♡︎SeokHuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora