Cap. 27 Nueva Integrante.

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Nos quedamos mirando fijamente y, de repente, me da una fuerte puntada en la parte baja, haciendo que soltara un pequeño gemido.

-¿Qué te sucede?- me preguntó acercándose a mi.

-Me ha dado un pequeño dolor.-

-¿Pero te sentís bien?-

-Sí, tranquilo. Estoy b-bien.- dije quejándome otra vez.

-No estas bien... ¿ Llamo a alguien?-

-Sí... Llama a la Selena.-

-De acuerdo. Siéntate y quedate tranquila.-

Él salió más que rápido y, en menos de 5 minutos, llega la Selena con el Chapita y Mauro.

-¿Qué te pasa, amiga?- me preguntó preocupada.

-Creo que de hoy no paso.- le respondí entre nerviosa y contenta.

-Ya, entonces, ¿tienes preparado el bolso?- me preguntó el Chapita.

-Sí, está en el armario.-

-¿Qué significa que de hoy no pasas?- preguntó Mauro asustado.

-Significa que llegó la hora de que nazca la princesa.-

-¿¡¡Qué!!?... ¿Va a nacer nuestra pequeña?-

Lo quedé mirando y sonreí.

-¿Recuperaste la memoria?-

-No. Solo sé que es mi hija porque tu me lo has dicho. Todos me han dicho eso.-

Me puso triste su respuesta, pero no pensé en ello mucho tiempo.

-Vamos.- me dijo la Sele.

-Ok.- respondí apenas por el dolor.

Salimos de la habitación y todos me quedaron mirando. Se acercó el Pipe y me ayudó a caminar. Luego, como vio que caminaba apenas, me tomó en brazos y caminó.

-Estoy gorda. Bajame.-

-No pesas nada y no te bajaré.- respondió.

Sonreí. Giré mi cabeza y pude vi a Mauro. Estaba súper serio.

Cuando llegamos al auto, Felipe se subió conmigo en los asientos traseros y Mauro y Chapa se sentaron adelante. La Selena, la Débora y la Hilary se fueron en otro auto.

Chapa puso en marcha el auto y partimos al hospital.

En el camino, Felipe me iba ayudando a respirar y a mantener la calma.

Al llegar a la clínica, me hicieron sentar en una silla de ruedas y me llevaron a la sala de preparto.

-¿Quién la acompañará?- me preguntó la enfermera.

-Mauro, mi novio.-

Lo llamó y enseguida entró tras nosotros. Aún estaba serio.

Las contracciones eran cada vez más fuertes y seguidas y me dificultaba la respiración.

Mauro sujetó mi mano fuerte, entregándome confianza y seguridad.

-Por tu culpa estoy pasando por esto.- le dije con una sonrisa en mi cara.

Él sólo sonrió.

Entraron dos enfermeras y empezaron a ver la dilatación y si mis contracciones eran seguidas.

Ya estaba casi lista, faltaba poco. Yo solo quería que naciera luego o que se me pasara este dolor.

Estaba lista. Me trasladaron a la sala de parto.

Mauro fue a prepararse.

A los cinco minutos entró y me volvió a tomar la mano lo más fuerte posible.

La doctora me habló, pero no estaba pendiente. Era tan grande el dolor...

-Vamos princesa, tu puedes.- me susurró Mauro.

Comencé a pujar. Mauro me ayudaba a respirar. Hacía gestos graciosos.

Pujaba y pujaba. En el cuarto puje, me ahogué. No podía respirar. Estaba nula. La doctora se acercó a mi y me puso una mascarilla de oxígeno. Me sentía muy débil. Mal.

Pasados unos minutos, me sentí mejor. Fue solo agotamiento. La doctora me dijo que como era primeriza, era normal.

Al estar mejor, volví con mi puje. Pasaron 20 minutos de puro puje y, de repente, sentí un pequeño llanto. Llanto que después se convirtió en grito.

-Es una niña.- me dijo la doctora.

Lloré. Sólo salieron mis lágrimas. Estaba demasiado emocionada. Mi primera hija.

Miré de reojo a Mauro y vi que también estaba llorando.

Qué emoción! Ya soy mami... Jajajajaja ... Pronto Maratón... Beshotes... Hace poco se me acabó el net así que trataré de subir lo antes posible!! Comenten y Voten

Mi verdadero platónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora