Ni los cuatro jinetes más valientes podrán acabar con esta pasión
Inmensa fuerza cuando se estrellan tus labios contra los míos
Corazón transformado en locomoción cuando se concibió tu cuerpo junto al mío
Pequeña semilla del amor que germinó apresando los árboles en el río
Y el mar lloró pues nunca más verán otros ojos como con los que te miro
Desafino el más tenor pues su voz se transformó en ridículo
En mis manos la fuerza de un dios al tocar tu rostro suave como la brisa en tu pelo impoluto
Llévense este ardor pues no lo controlo y pasa desapercibido
Me sentaré con vos y hablaremos en el destino
La esperanza puede como el ruido de un tambor guiar a los soldados perdidos
La batalla aún no se libró pero daré mi vida si es por estar contigo.