Esta enorme casa; con sus cálidas
Brillantes, fríos colores, que solías
Habitar, escuchar. La cual fue testigo
De tus pasos silentes, tus caminatas
Diurnas, solo, mudas, nocturnas, descalzo.
En él, tendías a parlar, gritar y decir.
Hacer, unas cuantas y tantas locuras,
Sin importarte, el temer a maldecir,
Lugar el cual limpiaste sin cadenas,
Rincón, esquina, y silla por pulir.
Lo vistes mucho reír hasta llorar,
Y triste hasta el borde del colapso,
Lleno de tanto amor hasta casi quedar
Perdido, sumido en el corazón,
De quien, pasa o viene a visitar.
Lo vistes satisfacer sus más locos deseos
En pequeñas orgías en las esquinas,
Desatar su furia; soltar los demonios,
Con un desprecio y cascarrabias de hienas.
Para ella eres un desalmado un caos.
Cómo es que esta adorada cuna,
Que solo acariciaste con tanto fatigo,
Hoy es tan silenciosa, muda y ajena,
Tan callada y tan dormida contigo.
Qué es lo que te encadena, te condena.
Que tan fatal despiste ha emergido,
Que te ha arrojado al lejano
Y desértico y ajeno olvido,
Sin agua, ni barcaza. Sin el nirvana.
Tú, que has sido con ella, tan aguerrido.
D. Alexander M. G.
ESTÁS LEYENDO
Fugaz instante (timón del momento)
PoetryPoemas que han nacido pequeños y delgados, entre frías y cruzadas banquetas, de un parque de hojas secas, en presencia de las huellas de la lluvia, el paso tranquilo de la noche, entre cuchillas y garganta. Otros por cargar a sus hombros la prisa, d...