Capítulo 8 - Dispuestos a todo.

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A pesar de la desconfianza de Kuji, ambos fueron a donde, se creía, que tenían a Zoe. Se encargan de los guardias con mucha facilidad, y Traful dice, en broma:

- Qué difícil que estaba ¿Eh?

- Esto no es lo difícil, amigo...

Siguieron avanzando por el pasillo, cuya penumbra se convertía cada vez más en oscuridad, hasta que llegaron al final, en donde se encontraba una puerta bien cerrada. Al lado, había una especie de pequeña computadora con letras extrañas.

- ¡Zoe!- Gritó Traful golpeando la puerta con descomunal fuerza.

- ¿¡Traful!? ¿Eres tú?- Su voz sonaba como si estuviese a punto de llorar.

- Zoe... Voy a sacarte de ahí...

- Usa la otra razón para vivir... Imagina cómo lo harás.

- ...

Por mucho que pensó, no encontró la forma de que ella salga de allí. Pero en un momento, Kuji le dijo:

- Creo que esto abre la puerta...- Y señaló la computadora pequeña encastrada en la pared.

- ¿Cómo?

- No lo sé, está en otro idioma.

- Sé quién puede saberlo.-Tras decir eso, sale corriendo por donde había venido, y Kuji se queda en el mismo lugar en donde estaba. Esperando a Traful, y sin poder hacer nada, Kuji y Zoe comienzan a hablar.

- ¿Él hizo eso por ti?- Preguntaba Kuji sorprendido tras que Zoe le haya contado el momento en el que conoció a Traful.

- Sí, y prometió decirme cinco razones para vivir...

- Ya veo porqué se preocupa tanto... No creo que no vaya a cumplir su promesa.- Sonríe.

- Oye Kuji... ¿Tú fuiste expuesto a los experimentos?

- ¿De dónde crees que he sacado mi fuerza? Por supuesto que me han expuesto a esos, y a muchos más... Apenas con verte, me doy cuenta de que tan sólo te han hecho lo básico.

- ¿¡Te hicieron más!? ¿Por qué?

- Porque quise... Yo me ofrecí a todos, desde un principio...

- Sabes... Yo temo que esas cosas que me inyectaron acaben por matarme ¿Crees que pueda pasar?

- Yo también lo temo.

Tras unos minutos de silencio, llegan Traful y Kúa. Ambos estaban a punto de caer, y con la sangre que les chorreaba.

- ¡Kuji!- Gritó Traful con desesperación.- ¡Necesitamos tu ayuda!

- ¿Qué pasa? ¿Qué debo hacer?

- Retén al hombre que nos persigue en el pasillo...- Dijo Kúa.- ¡Sólo hasta que yo pueda desbloquear el código!

- Entendido...- Sus ojos se pusieron rojos una vez más, y sin importarle nada, se abalanzó contra el hombre que llevaba un extraño traje metálico.

Quiso golpearlo, pero la pesada y fría mano de su oponente dio en el centro de su cara. Kuji acabó encastrado en la pared y a punto de quedar inconsciente, pero se levantó con todo el dolor del mundo, e intentó ir por la espalda de aquel que llevaba ese gran traje. El hombre se dio vuelta, y con sólo una mano, le pegó a Kuji en la cabeza. Éste comenzó a sangrar, pero ni se movió del lugar. Permaneció parado ahí, mientras el otro lo miraba con desprecio y temor. En ese momento, Kuji comenzó a golpearlo por todos lados, pero nada parecía afectarle. Mientras tanto, Kúa intentaba descifrar lo que decía la pequeña pantalla para poder resolver el acertijo. Cuando lo hizo, se dio cuenta de que sólo era un simple cálculo matemático puesto de forma coloquial, y en un idioma que casi se había extinto.

- Listo...- Dijo el anciano, y la puerta se abrió.

Cinco razones para vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora