C A P I T U L O 2

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Vanya corría a toda velocidad en aquella motocicleta prestada hasta llegar a aquella casa pequeña y destartalada donde vivió en su infancia y en la que ahora se instala.

Al ingresar al lugar, no pudo evitar sonreír con ternura a ver a Nat sentada sobre un barril viejo que encontraron, con sus brazos apoyados en una vieja mesa llena de grafitis y manchas donde antes la flaca comía con sus padres aquella lasagna que tanto le fascinaba.

Caminó a paso lento y soltó con brusquedad la comida frente a su joven y dulce acompañante, quién saltó asustada ante tal impacto frente a ella.

- ¡No me asustes así, estúpida!- Exclamó Nat, mientras peinaba sus coloridos cabellos.- Podrías causarme un paro latidorio.

Vanya arrugó el entrecejo con confusión.

- ¿Paro latidorio?- Preguntó con burla mientras arrancaba los bordes de los sándwiches ya que a su fiel compañera nunca le gustaron esas orillas.

- Si, es cuando tú corazón ya no late, obvio.- Dice con burla.

-De acuerdo, doctora. Ahora come.- Se carcajeó la rubia mientras tendía el primer sándwich a su amiga.

- ¿Tú no comerás?- Preguntó Nat, tomando el alimento y mordiendo como si de un animal salvaje se tratara.

- Ya comí, tranquila.- Mintió con una sonrisa mientras trataba de no mirar mucho la comida.

- ¿Qué tal te fue con Trash?- Cuestionó la pequeña con la boca llena de comida.

- En realidad...- Su explicación de lo ocurrido se vio interrumpida por sonidos de sirenas policiacas acercándose.- ¡Carajo! ¡Natasha, abajo!- Exclamó mientras tomaba el arma que yacía sobre la mesa y la escondía entre sus piernas.

- ¡Policía, abra la puerta!- Exclamó una voz masculina fuera de la casa.

- ¡Mierda, Bruce! ¿La policía? ¿En serio?- Reclamó en susurros mientras se giraba desde el piso para ver a una Natasha asustada observándola con dolor. Nat no quería volver ahí.

Y honestamente ella tampoco quería.

- ¡Policía, abra la puerta!- Se escuchó para segundos después notar como fue derrumbada de un golpe y sacaban a las chicas a la fuerza con tanta velocidad que Vanya no tuvo tiempo de reaccionar con el arma en sus manos cuando ya la habían arrancado de estas.

Fueron arrastradas hasta el pequeño jardín de la casa donde rostros, conocidos y desconocidos, las observaban con seriedad y uno en particular atrajo su atención por aquella tristeza tan grande que desprendía.

"Lo siento, Bruce, era imposible seguir ahí."

Se les hizo arrodillar, Natasha se resistía recibiendo un golpe en el estómago como tranquilizante, mientras Bruce intentaba avanzar para evitar futuros maltratos, Vanya se descontroló forcejeando contra los oficiales.

Golpeó con sus manos, atadas ambas por esposas, en el rostro al que tenía en frente y los dos de detrás la empujaron contra la patrulla mientras ella lanzaba patadas.

- ¡Detenganse! ¡No pueden golpearlas así, son menores!- Intentó interferir el abogado Towers.

- Como abogado debe saber que no importa lo que sean, si se resisten durante el arresto deben ser reprendidas.- Intentó explicar un oficial gordo y con pintas de no querer trabajar.

- ¿Ah sí? Entonces dígame en qué libro de leyes lo expone, porque nunca lo he leído en ningún lado.- Defendió aquel hombre.- Además, esto no es un arresto.

Antes de que el oficial hablara fue empujado a un lado por unas flacuchas manos blancas.

- ¿Crees que intentaríamos escapar si ese lugar fuera de miel y rosas?- Oficiales golpeados por ella misma la tomaron por los hombros mientras la halaban dentro de la patrulla.- ¡Maldita sea, Bruce! ¡Investiga ese lugar y verás que no miento!

Caos PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora