Capítulo 18

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Me senté al lado de Daniela, y pensaba en la manera de como subirla hasta mi habitación, me arrepentí de no haberle pedido ayuda a Paula. La moví y la llame varias veces hasta que por fin abrió los ojos. Arrastrando las palabras me dijo te amo pequeña, sé que lo decía por el estado en que se encontraba, Daniela no sabes lo que dices, me tomo de las mejillas y me dio un pico, si se lo que te digo, además estoy más consiente que tú.

-Reí por su comentario, le dije que se ayudara y poder llevarla al baño para que tomara una ducha, ¿te quieres aprovechar de mí?, me dijo con dificultad, no claro que no, solamente quiero darte un baño para que duermas mejor, se puso en frente mío tambaleándose, pero yo si quiero que lo hagas, mis mejillas estaban rojas por su comentario menos mal ella no se dio cuenta.

-Solo ayúdame a llevarte arriba, pues pequeña de ti me dejo llevar hasta el fin del mundo, estas muy ebria calle, vamos al baño sí, no sabes cuánto me excitas escucharte decir eso, estas muy traviesa hoy, le dije alzando una ceja, tu eres la que enciende mi deseo.

-Yo me baño, pero si aceptas tomarlo conmigo, me lo dijo con una expresión de lascivia en su rostro, en realidad la actitud de Daniela me estaba encendiendo, pero no quería hacerlo ya que se encontraba ebria, llegamos a mi habitación y ella en un abrir y cerrar de ojos se despojó de toda su ropa quedando desnuda ante mí.

-Trague en seco, no te tardes pequeña yo te necesito y mi cuerpo te desea, me puse una pijama corta pero muy cómoda y entre al baño, Daniela estaba dentro de la tina con los ojos cerrados, por fin llegas pequeña, creí que te habías dormido de nuevo. No ya dormí suficiente allá abajo, solo quiero bañarme contigo.

-Se sentó un poco y me hizo acercar a ella, esa pijama te estorba no crees, me halo fuerte haciéndome caer encima suyo, en ese momento grite ya que el agua estaba muy fría, pensé que era agua caliente le respondí en medio de un puchero.

-Necesitaba despertar y el agua fría es lo único que me ayuda, si tienes frío yo te caliento. Me senté a horcajadas sobre ella iniciando un beso desesperado, me quito la pijama y sus manos viajaban desde el cuello hasta mis muslos, no sé qué me has hecho -María José- me he vuelto adicta a ti.

-Quede atónita por sus palabras, solo quiero que seas mía y ser la única dueña de tus orgasmos y gemidos. Tome la palabra mirándola fijamente, y yo no puedo vivir sin ti calle, ella esbozo una sonrisa y empezó acariciarme.

-Mi cuerpo ardía en llamas y calle estaba igual, nos entregamos igual que la noche anterior, salimos de la bañera y nos dirigimos a la cama, y ahí perdí la noción del tiempo, esa noche calle me hizo el amor como nunca nadie antes me lo había hecho, era como si conociera mi cuerpo desde siempre, haciéndome tener orgasmos inexplicables que me dejaban sin fuerzas.

-Aún sin recuperar el aliento llegamos a la cama y en un rápido movimiento quede encima de calle, ella sonrió y dejo su cuerpo a mi disposición, empecé con suaves besos en su cuello y dejando una que otra marca haciéndola gemir.

-Baje a sus pechos para besarlos haciéndola retorcer de placer, fui deslizándome un poco más hasta llegar a su centro, me miro, y con dificultad me suplico que no la hiciera sufrir más, enredó sus dedos en mi cabello obligándome a quedar en medio de sus piernas.

-Sonreí por su afán, subí de nuevo hasta su boca devorándola con pasión dejando sus labios rojos en hinchados, me dijo con rabia, lo haces ahora o me encargo yo, le di un último beso y baje poniéndome de rodillas en el suelo, pose mis labios en su centro hinchado y palpitante haciéndola soltar un gemido ahogado.

-Me entretuve un buen rato ahí haciéndola correr más de diez veces, y una vez más disfrute embriagándome de su sabor, me recosté despacio encima de ella dándole un beso aún son su sabor en mis labios ella sonrió y yo hice lo mismo, en ese momento le dije que la amaba, respondiéndome yo te amo más pequeña.

-Mi corazón saltó de alegría, sintiendo dentro de mí un sinfín de emociones, haciéndome creer una vez más en el amor, y estaba segura que calle era el amor de vida, pero a la vez sentía que íbamos muy rápido y eso me aterraba un poco, nos regalamos un par de miradas coquetas y sonrisas tontas, y nuestros rostros aún estaban rojos y sudorosos por lo vivido minutos atrás, entre besos y caricias nos fuimos quedando dormidas.


Elizeth0609

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BLANCO Y NEGRO - CACHÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora