Capítulo 10 | Puerta Roja

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No sé cuánto habré dormido pero me dolía la cabeza de una manera increíble, sentía mis ojos hinchados tanto llorar y solo quería un abrazo de Dani, me gire hacia su lado y la cama estaba vacía, abrí más los ojos y vi un trozo de papel en su almohada.

"Lo siento mucho mi amor, yo también quiero pero no puedo, dame unos días, no me busques.
PD: Siento lo mismo."

Leí la nota una y otra vez y busqué desesperada por toda la habitación buscando respuestas, pero estaba sola, Dani se había ido.

Un par de lágrimas volvieron a salir de mis ojos, juraba que en la noche las había gastado todas pero aún existían. Me atacó un vacío en el estómago y un nudo en la garganta terrible, me acomodé en posición fetal en la cama casi con mis rodillas pegadas al pecho, no podía creer que Calle hubiese  arrancado después de todo lo que sentíamos, me dejaba muy confundida.

Me aterré al pensar que quizás no la volvería a ver. Nos dejamos llevar muy rápido y no hubo tiempo de explicar nada, de volver a conocernos, nada. Pésimo comienzo.

Quizás no me gustaba la idea de que Daniela me conociera otra vez, prefiero mil veces que se quedé en su mente y en su corazón con la Poché de hace años.

Me quedé dormida pensando un sin fin de escenarios de como serían mis próximos días, pero antes de preocuparme de Daniela, tenía un problema mayor y solo me quedaban 2 días para resolverlo.

Decidí pasar otro rato en cama hasta hacer el check-out de la hostal, aún era temprano y necesitaba tener mis ideas claras para ver cómo resolvía mis problemas y así abrirme camino y permitirme estar con Daniela si el universo así lo quería.

Antes de dirigirme al terminal para volver a casa, caminé unos minutos por la playa y me regalé tiempo para mí, me senté en la arena frente al mar recordando lo bien que me había sentido con Calle el día anterior, es increíble cómo una persona puede provocar tanto en uno, Daniela nunca perdió ese efecto en mí y no se como aguante tanto tiempo sin eso. Me lamento profundamente no haberla buscado antes cuando tuve la oportunidad.

...

Volviendo a la ciudad me dirigí directo al departamento en que vivía con Papá y Vale, mí amada hermanita. A papá lo veía solo los fines de semana e iba dispuesta a aprovechar lo que quedaba de Domingo con ellos.

En cuanto metí la llave a la cerradura y sintieron que era yo, escuche como Vale avisaba mi llegada con un grito y corría a la puerta, no alcancé a abrirla en su totalidad para entrar cuando fue que se colgó a mí cuello con un gran abrazo:

- Te extrañé hermana - dijo hundiendo su cara en mi cuello.

- Jajaja pequeña vale, ya esta, solo fue 1 día - me reí mientras la apretaba en el abrazo y le acariciaba su cabello.

- Lo sé, lo sé, pero me aterra tenerte lejos, tú sabes - me miró fijamente a los ojos y tragué saliva, necesitaba cambiar el tema de inmediato. No me gustaba que recordará aquellos tiempos, les había hecho mucho daño.

- Ya está Vale - dejé un beso en su frente para separarme del abrazo - No pienses en eso, ahora está todo bien, es distinto - le mentí, me mentí.

Dejó un beso en mí mejilla y se separó del abrazo insistiendo en que la siguiera a la cocina.

Olía de maravillas, le había avisado que llegaría a casa antes de lo previsto y me estaban esperando para almorzar.

Nos sentamos a la mesa pequeña en donde con suerte nos podíamos sentar los tres cómodamente pero amaba tenerlos así de cerca.

Cuando volvimos a la ciudad hace más de un año, fue porque mi papá, Juan Carlos, perdió su trabajo y ya no nos quedaban ahorros para vivir. Unos amigos le habían ofrecido volver y ayudarlo para conseguir trabajo acá, eso solo quedó en promesas ya que al volver no pudo concretar ningún trabajo serio y empezamos a buscar formas de salir adelante, los primeros meses los trabajo de Uber pero el dinero que ganaba no era suficiente, solo alcanzaba para pagar el carro que aún no era nuestro, el arriendo del departamento y para hacer mercado.

Ven, seremos | Caché [Pausada🥲]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora