Sonrisa Entre Páginas [Tododeku]

~Sonrisa entre páginas~

Aunque no era amplia la biblioteca escolar contaba con ejemplares de todos los géneros también habían mesas (en su mayoría individuales) para la comodidad de los estudiantes, no eran muchas sin embargo eran las suficientes después de todo los alumnos no parecían recordar que tenían una biblioteca al alcancé de su mano salvó por las épocas de exámenes por lo que no incomodaba a Todoroki con su ruido, incluso si lo hicieran para él era mejor pasar las tardes ahí que en su casa.

Era mitad de año cuando lo vió hacer acto de presencia en la biblioteca, a Midoriya Izuku, sabía su nombre porque en primer año compartieron salón sin embargo nunca entablaron una conversación, Midoriya era un chico de estatura baja, cabellos verdes como sus ojos y la sonrisa más hermosa que sus ojos hayan presenciado, o al menos ese fué su pensamiento la primera vez que la vió, estaba sentado en una de las mesas individuales sosteniendo un manga de superhéroes con sus manos cuando sus mejillas adornadas adquirieron un casi imperceptible tono rojizo, sus ojos brillaron y finalmente sus labios se curvaron hacia arriba y aunque a Shōto le pareció preciosa. El le pareció precioso. Aunque no pudo disfrutarla por mucho puesto que los ojos del muchacho se posaron en los suyos y la borró rápidamente. El Todoroki menor se sintió confundido.

Aunque no era diario, luego de ese día verlo en una de las mesas se volvió algo normal, en ocasiones Todoroki sentía los ojos ajenos clavarse en su persona aunque cada vez que elevaba su mirada lo único con encontraba siempre era al chico centrado en el manga que sostenía junto a una pequeña sonrisa adornando sus labios, aunque interrumpía su lectura nunca se arrepentía de posar sus ojos en él, después de todo pensaba que no había algo mejor que ver la sonrisa de Midoriya Izuku.

El período de exámenes finales estaba cerca y el bullicio en la biblioteca se lo dejaba muy en claro, no es como si de verdad fuera un escándalo pero la diferencia era palpable, después de todo desde el principio él era el único dentro y no es como si el chico de cabellos verdes que desde hace algunos meses había comenzado a ir a leer manga fuera ruidoso; el prefería estudiar por su cuenta en su habitación pero quería matar el tiempo por un momento así que de todos modos se dirigió ahí.

Se situó en la única mesa que quedaba disponible, estaba pensada para dos personas por lo que una de las sillas le daba la espalda a las demás mesas mientras que la otra se la daba a la pared que delimitaba el espacio, era la que estaba más alejada que la puerta junto a otra también para dos personas a su lado derecho que en este momento permanecía ocupada por dos chicas que tenían las manos entrelazadas por arriba de la mesa, ambas con una sonrisa en los labios, Shōto no pudo evitar comparlas con la de el amante de mangas con ojos lindos pero solo le tomo un momento para llegar a la conclusión de que no había cambiado de parecer, Midoriya tenía la sonrisa más bonita.

Esta vez no le apetecía leer por lo que sacó una libreta para dibujar un poco, apenas al comienzo del boceto cuando una  suave voz lo interrumpió. -¿Te molesta si me siento aquí?.- Reconocería esa voz en cualquier lado, dejó de pasar su lápiz por la hoja para mirar a los ojos de su interlocutor y solo confirmó sus sospechas al encontrarse con un par de esmeraldas que le devolvían la mirada.- Soy Midoriya Izuku, no sé si me recuerdes pero compartimos salón un año y creí que no te molestaría después de todo no hay lugar- dijo con una mirada nerviosa acompañada con una sonrisa y de nuevo no pudo evitar pensar que no había algo mejor que presenciar esa sonrisa.

Todoroki no dijo nada respecto a que las dos chicas ya se había retirado y ahora ese lugar también se encontraba disponible y aunque vió a Midoriya voltear a la dirección él tampoco, solo le quedó asentir con la cabeza.

Después de 11 años mientras observa los rizos verdosos de su novio esparcidos en la almohada Shōto concluye que si existe algo mejor que ver la sonrisa de Izuku desde la distancia, y es saber que todo el tiempo él fué la causa.