• Capítulo 82 •

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Sarutobi Amaterasu.

Seguía cayendo al oscuro vacío sin fin, mientras caía guarde el pergamino en mi abrigo para no volver a perderlo, cuando la luz se hizo presente por debajo de mis pies rápidamente saqué las kamas —No volveré a caer—. dije.

Cuando salí del agujero dejando a la vista el cielo azul y el suelo pastoso giré la hoz desde la cadena, rápidamente busque el árbol más cerca lanzado la hoz hacia el tronco haciendo que se quedará clavada, sujeté con todas mis fuerzas la segunda hoz dando como resultado quedando colgada en el árbol.

Suspiré soltándome de la arma, parada e intacta sobre el suelo, miré a mi alrededor tratando de identificar el lugar en donde me encontraba, a mis espaldas estaba la aldea —Es hora de regresar—.

Desclave la hoz del tronco para guardarlas detrás de mi abrigo y me abrí paso rápido para caminar hasta la aldea. Estando en el gran portón de madera, logré mirar a Kotetsu e Izumo hablando plácidamente mientras “vigilaban” la entrada, como estaban distraídos aproveché en entrar.

Me detuve para examinar el lugar, estaba exactamente igual a cuando me fuí, me sentía en casa que no evité sonreír de alegría. Miré los rostros hokage que ahora eran cinco y no dos.

El ambiente del futuro era distinto al del pasado y eso se hacía notar a simple vista, sin duda alguna extrañaba mucho mi epoca, pero no era momento para eso, volviendo a mi expresión seria salté sobre los tejados para llegar ahora a la torre del hokage.

Primero me entregaría a la hokage y decirle todo aceptando mis errores y crímenes. La razón por la que no iría con el tío Danzo es a causa de que aún no me siento lo suficientemente valiente como para decirle que no quiero seguir sus pasos, su ruda personalidad me da escalofríos.

Y conociéndolo se que no se lo tomará bien si le digo ahora, me tomaré un tiempo para pensar en una forma de decirle sin que se enoje aunque resultará imposible, por ahora no quiero ni verlo.

Y conociéndolo se que no se lo tomará bien si le digo ahora, me tomaré un tiempo para pensar en una forma de decirle sin que se enoje aunque resultará imposible, por ahora no quiero ni verlo

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...

Sin pedir permiso para entrar golpeando la puerta Amaterasu entró de golpe a la oficina de la rubia quién no tardó en reaccionar al verla mientras se encontraba sentada en la silla y sosteniendo varias hojas, a su lado estaba una rana de color rojo con gafas.

—¡Amaterasu!— exclamó Tsunade golpeando el escritorio y levantándose de la silla. La rana se quedó confundida, no sabía quién era ella, era la primera vez que la veía.

—Tsunade-sama—; hizo una reverencia de saludo y respeto a la vez —perdoné que me presenté ahora después de tanto tiempo. He aprendido de mis errores y vengo a pagar por ellos—. dijo seria recobrando la postura.

—¿Dónde has estado todo tiempo?— cuestionó arrugando el entrecejo y tomando asiento —Desde que Sakura nos contó la situación enviamos un escuadrón de ninjas para tu búsqueda. Intentamos encontrar el agujero en el que caíste pero no había nada, el suelo estaba intacto como si nada hubiese pasado—.

El silencio de un secreto | Uchiha MadaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora