Parte 24

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Has caminado bajo el sol gran parte del dia, tus lentes de sol te acompañan, tu cabello dorado se agita con el viento, hoy es un buen dia. Te encanta el sol, pero a causa del calor te has tenido que vestir para la ocasión. 

Tu hermano te llama, sus helados ya están listos, tu pagas, lo has invitado después de todo. 

Miras a tu hermano, sus lentes oscuros no te permiten ver sus ojos azules con destellos violeta. El también te mira, ambos comen mientras deciden a donde caminar ahora, están en una plaza, y aunque ambos les gusta el clima del día como para estar encerrados en casa, detestan que las chicas suspiren cuando pasan cerca de ellas.

Ambos son gemelos, por lo tanto no puedes decir que tu hermano no esta de bien ver, por que seria insultarte a ti mismo. Sabes que el futbol americano que prácticas como hobbie te ha generado cierta forma, y el hockey que tanto adora tu hermano jugar cuando van a Canadá también le ha servido. 

Y quizás no ayuda que vayan vestidos de la misma forma, sus camisas sin manga y pantalones cortos era lo que mas llamaba la atención. ¡Pero es que hacía mucho calor!

Y a ambos siempre les a hecho gracia vestirse casi igual por el tema de ser gemelos y eso. Aunque realmente no fueran tan parecidos como todos decían.

Matthew no es precisamente tímido, bien podria darte la paliza de tu vida si quisiera, pero era demasiado amable para su propio bien, tiene cierto grado de modales y decencia, es muy listo y aun que no se le escuchara decir groserías, tu sabes muy bien que se sabe varias. No es un chico al que le guste llamar la atención, prefiere ir a su propio ritmo. Un chico tranquilo. Y eso estaba bien.

Tu en cambio.

Sabes que eres ruidoso y llamas la atención a donde quiere que vayas, ya sea por tu actitud entusiasta o por tu estruendosa risa. A diferencia de tu hermano, no utilizas mucho tus modales, y sueltas una que otra grosería incluso en el momento menos indicado y frente a las personas menos apropiadas. No eres para nada tranquilo. Pero también estaba bien. Por que entre los dos iban complementando lo que le faltaba al otro. Y eso era genial. 

Lo maravilloso de tener hermanos.






La vida de adolescente de Arthur Kirkland. HetaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora