Yuk Hei fingió que no veía la mueca de molestia de la vendedora cuando él colocó sobre el mostrador un par de golosinas y le pedía que le cobrara también el chocolate que la pequeña a su lado estaba comiendo, y claro que él sabía leer y vio aquel enorme cartel que decía que estaba prohibido comer los productos antes de pagarlos, pero Hye lo había mirado de una manera que él no podía negarse a abrirle el chocolate incluso antes de terminar con las compras.
Muchos habían creído que él iba a colocarse celoso en cuanto naciera su hermana, es decir, toda la atención iba a estar en ella porque por ser pequeña necesitaría muchos cuidados, pero no fue así, porque a pesar de que sí, sus padres estaban pendientes de Hye, no significaba que dejaron de amarlo, y él lo sabía, y como había dicho desde que se enteró que su papá Taemin estaba embarazado, él amaba a su hermana.
Luego de que las golosinas fueran y colocadas en una bolsa, Yuk Hei se aseguró de que Hye estaba lo suficiente abrigada ya que el clima afuera era frío, y luego tomó su mano para regresar a casa.
Ese día Hye había quedado a su cargo porque sus padres estaban ocupados con sus trabajos, y en la noche iban a salir a cenar para celebrar su aniversario, y ni siquiera le pidieron que se hiciera cargo de su hermana, sino que él se había ofrecido hacerlo, después de todo, creía que sus papás merecían pasar tiempo a solas.
Eran cerca de las seis de la tarde cuando se detuvieron en la parada de autobuses, y aunque su papá le había dado dinero para que al regresar a casa tomara un taxi en lugar del autobús, Yuk Hei creía que era un gasto innecesario porque sólo terminaría atrapado en el tráfico con una cuenta enorme y el autobús que le dejaba a dos cuadras no solía pasar demasiado lleno al menos no en ese lugar que él lo tomaría, incluso si era hora pico no solía llenarse demasiado.
Sintió como Hye se apegaba más a su pierna como escondiéndose de alguien, y fue ahí que se dio cuenta que ya no estaban solos en la parada de autobuses, sino que habían dos jóvenes más, los cuales a él no le parecieron nada amigables, no le gustaba la manera en como los estaban viendo. Bien, acababa de cambiar de opinión, no iba a esperar el autobús que parecía que todavía iba a demorarse, sino que regresaría a casa en taxi como debió de hacer desde un principio.
—¿La niña es tuya? —había una cierta burla en la pregunta.
Yuk Hei no respondió, tomó a su hermana en brazos y comenzó a alejarse, porque ya conocía esa pregunta, muchas veces creían que él era el papá de Hye, y había aprendido a identificar cuando era curiosidad, lo estaban juzgando, o como en ese momento, parecía que lo querían molestar por "ser padre tan joven".
—Oye, hablamos contigo, no te vayas...
Si él había creído con alejarse de la parada de autobús iba a librarse de ellos estaba equivocado, y como si tuviera una maldición sobre él, ningún taxi al que había levantado la mano para detenerlo lo hizo. Si hubiese estado solo lo más probable era que él los enfrentara cualquiera que fuera el resultado, odiaba que lo molestaran, y por lo general solía valerse de su estatura para librarse de cualquiera que quisiera intimidarlo, pero parecía que al verlo con una niña creían que podían intimidarlo fácilmente.
El puño de Yuk Hei se cerró cuando el joven de casi su estatura lo tomó del brazo para detenerlo, y su intención era golpearlo cuando una voz un poco grave y conocida intervino.
—¿Qué está pasando aquí?
En otro momento habría bufado por encontrárselo, pero en ese instante casi estaba feliz de verlo, y no porque no pudiera defenderse, sino por el hecho de que tenía a Hye con él.
—Cariño, ¿te están molestando?
Yuk Hei quiso rodar los ojos por aquel "cariño" que fue dicho, y en cuestión de segundos ya no quería golpear a una persona, sino a dos, uno era el desconocido, y otro el hombre de traje que acababa de pasar un brazo sobre sus hombros y lo apegó a su cuerpo, tratándolo como si no pudiera defenderse por sí mismo, lo que le parecía un poco gracioso, y más si era incluso un par de centímetros más alto que él.
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Inesperado
FanfictionYuk Hei estaba seguro de que odiaba a Tian Yu, porque siempre había significado para él peligro para su familia, en el único momento en el que no lo sintió así fue cuando éste se había casado, y claro, cuando se mantenía en China, y realmente le dab...