5. Defunción - Rivera

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— Entonces muy bien, les venía contando sobre aquella vez en la que mi colega Keith y yo nos quedamos atascados —ignore por completo lo que estaba diciendo. Me hice a un lado, coloque mi pistola sobre el asiento y mire atentamente hacia dónde iba conduciendo Coach. Después de que Ellis se había recuperado casi por completo, llevaba todo el maldito camino hablando de sus grandes aventuras con amigos suyos.
Incluso si no le prestaba atención, su molesta y ruidosa voz se escuchaba por todo el coche, haciendo que no pudiera concentrarme—… Pero bien, fue entonces cuando Keith y yo, junto a nuestro otro colega que reclutamos, decidimos asistir a la grandiosa fiesta —continuó hablando casi como un loro repitiendo incluso hasta el más mínimo sonido de su dueño. No paraba, no paraba. Juraría incluso que estaba apunto de tomarlo por el pelo y gritarle que se callara de una vez por todas.

— Eh, chavales —Coach detuvo el coche, justo enfrente se encontraba un obstáculo que nos impedía el paso—. Tenemos un problema. El puente está arriba. Es imposible que podamos pasar con el coche de Jimmy Gibs Junior.

— No sé preocupen, acabo de ver a alguien aquí cerca. Preguntaré sobre el puente y veré qué es lo que nos dicen —salió del carro, tomando una de sus pistolas y metiéndola por detrás en su pantalón.

— Apresurate, Rochelle. No quiero seguir escuchando las historias de este parlanchín —mencioné mientras me hacía a un lado al notar el rostro de ofensa que había hecho Ellis.

— ¡Ehhh amigos! —Rochelle comenzó a hacerle señas hasta que estos le hicieron caso, mirándola atentamente—. ¡¿Podéis bajar el puente?! ¡Tenemos que irnos pronto y este nos impide el paso!

— ¡Tenéis que pasar por el otro lado del puente para llenar el generador y bajarlo! —mencionó una muchacha de pelo café que llevaba una vestimenta bastante sucia. A decir verdad había llamado demasiado mi atencion

— Chapuzas, a bajar —le indique a Ellis en voz baja. Ayudándole con los botiquines que llevábamos en el coche, junto a algunas armas.

— Genial, bonita, ¿Hay algún adulto con el que podamos hablar? —después de haber escuchado que Rochelle estaba hablando con ella me acerqué hasta donde estaba, dirigiendo mi palabra especialmente a ella.

— Oye, oye, tú, listo… —comenzó a hablar en un tono aún más agudo—. Anda, vete a la mierda, Tony Montana.

Rode los ojos y me aleje para tomar una de mis armas, me había molestado un poco por lo que había dicho. Aunque de todas formas no podía decir nada, su mal sentido del humor era aburrido.

— Es imposible que te dedicaras a timar —mencionó Rochelle mirándome con el ceño fruncido. Parecía molesta.

— Relájate. Joder —la mire de igual forma—, la gente ya no tiene sentido del humor.

Al darme la vuelta para ir junto a los demás, observe a Ellis hablando con aquella muchacha con la que había hablado hace un momento. Ellos dos parecían estar charlando felizmente, y después de haberlo dejado un rato divirtiéndose mientras que nosotros despejamos todo el camino desde lejos decidimos jalarlo a la fuerza para poder irnos rápido.
Después de todo habíamos dejado que este tuviera su tiempo de idiotez como enamorado idiota hablando con aquella chica. Me acerqué hasta donde estaba el carro, de este saqué una escopeta y una Magnum para acercarme hasta Ellis. Le di estás, él simplemente me ignoro y continuo hablando con, su ahora parecida, novia.

— Ellis, vámonos ya de una vez. Tenemos mucho por recorrer —mientras que Rochelle y Coach seguían despejando el camino, me lleve casi arrastrando a Ellis hasta poder llegar a otro lugar. Finalmente este había reaccionado, ahora estaba completamente atento a todos los infectados que se nos acercaban, como así mismo siendo el primero entre los cuatro que nos iba dirigiendo hacia los lugares que parecían ser para el camino correcto.

Pasamos por un edificio el cual estaba lleno de esos horribles jockeys y spitters quienes intentaban atacarnos constantemente. Incluso si estábamos intentando que no nos vieran, habían notado nuestra presencia persiguiendonos hasta llegar a un parque el cual ahora estaba infestado de infectados normales.
Logramos matar a esos especiales

Sin embargo, pasando por un lugar de eventos logramos ver a una de esas wtich que tanto lloriqueaban por todo el rato. Ellis, sin darse cuenta que se trataba de una de ellas, la golpeó por la espalda, así atrayendo su atención y haciendo que está lo persiguiera por todos lados sin prestarnos atención absoluta a los demás.
Me quedé atascado entre el montón de infectados que me estaban atacando. Mire de lejos a uno de esos Hunters quién estaba acechando con atacarme en cualquier momento. Sin pensarlo, empuje como pude a todos los zombis para después salir corriendo hacia dónde estaban los demás, mirando de momento por atrás a ese Hunter que venía persiguiendome como un completo animal. Después de un rato parece que lo había perdido, no lo veía por ningún lado, y para mí suerte, estaba ya junto a Coach tratando de salvar a Ellis.
Ellis corrió hasta el refugio más cercano que habíamos visto a lo lejos. Coach corría junto a mi hacia dónde iba la Witch, al mismo tiempo disparándole para hacer que finalmente muriera, incluso si parecía que sería imposible. No lo logramos, la Witch se quedó afuera del refugio intentando derribar la puerta mientras continuaba llorando una y otra vez.

— Joder, Ellis, ¿acaso no te han enseñado a respetar? —deje sobre la mesa mi katana junto a la metralladora que llevaba—. Te dije desde un principio que tuvieras cuidado con la MALDITA WITCH. Por poco pudiste haber muerto a mano de esa horrible zorra.

Ellis solo río mientras se sentaba sobre el piso. De lejos mirábamos a la Witch quien intentaba aún entrar al refugio—. No te preocupes, Nicolas. Aún sigo vivo para continuar contándote sobre Keith.

Me quedé callado, mirándolo con mucho odio.

Cómo molestaba ese crío. Parecía que todo el tiempo quería estar hablando incluso si estábamos en medio de un apocalipsis zombi.

Nick. Nick. Nick. Nick • NellisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora