Capítulo 13

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Emma

Al día siguiente, Daniel me dijo que tenía la tarde libre, y que si yo quería podríamos hacer videollamada para hablar sobre la canción.

No me gustaba mucho el plan, la verdad, una tarde en Los Angeles era las siete de la mañana para mí, por lo que levantarme pronto en verano... no. Pero bueno, le dije que a las nueve o sea, las seis de la tarde allí. Él aceptó.

También me preguntó si estaría despierta a esa hora para que me llamara directamente y yo le dije que sí.

Así que allí estaba yo, las 9:03 de la mañana, y durmiendo. Segundos después, me despertó una musiquita, para ser exactos, Don't Change (mi tono de llamada). Ignoré el teléfono completamente, ya que cuando estaba en los brazos de Morfeo y me despertabas a la hora no indicada, lo tenías muy difícil para que me levantara.

Continué durmiendo, pero la persona de la otra línea volvía a llamar.

A regañadientes, contesté.

(Videollamada)

- Hola Emma -escuché que decía Daniel mientras yo frotaba mis dedos en mis ojos para despertarme del todo.

Pero luego caí: era Daniel, Daniel Seavey. Y yo parecía un ogro (como cada mañana).

- Emma, me dijiste que estarías despierta a estas horas -dijo Daniel riendo.

- No, a ver yo es que no soy de... -bostecé- de madrugar.

- Ya veo, jajaja.

Ninguno de los dos dijo nada en unos segundos. Daniel me miraba intentando decirme algo, pero no abría la boca. Yo me quedé mirando una bola de pelusa que había en el suelo de mi habitación. Estaba pensando y...

- AHHHHH, vale, sí, sí, sí, sí -dije levantándome de la cama y yendo a un mueble donde guardaba libros y libretas, tomé un cuaderno y volví a sentarme en la cama para hablar con Daniel- Aquí está.

Le mostré la libreta. Pero él estaba riendo.

- ¿Por qué te ríes? -dije poniendo voz y cara de víctima.

- No, no, yo... lo siento, me ha encantado tu reacción, pensaba que no te acordabas.

- Ya, es que hasta después de la comida yo no soy persona y el cerebro no trabaja muy bien que digamos -dije riendo- Bueno, aquí está.

- Pero esta es otra diferente.

- Tengo una estantería repleta de libretas y diarios.

- Wow, y, ¿Cuántas canciones has escrito? -preguntó.

- Bueno pues -dije mientras contaba- hasta el momento once.

- ¡¿Once?!

- Sip, algunas tienen melodía, pero digo algunas por no decirte tres o cuatro.

- Lol, ¿tocas algún instrumento?

- Guitarra.

- Y, ¿has hecho canciones y melodías tú sola.

- No, hay alguien que me ha ayudado.

- ¿Quién? -preguntó curioso.

- Voy a buscarla.

Me levanté y salí de mi habitación. Estaba sola en casa. Busqué en el comedor, en las habitaciones, incluso en el jardín, pero no estaba allí.

Cuando fui a la cocina la encontré comiendo de su cuenco.

- ¿Cómo está la princesa de la casa? -le dije acariciándola.

Esperé a que acabara de comer, ya que le quedaba poco. Mientras, agarré un tazón y puse cereales y leche, agarré una cuchara y volví a mi habitación, esta vez acompañada.

Our Kingdom (Daniel Seavey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora