Necesitamos a los legendarios.

Capítulo 01: El comienzo del fin.

Antes que nada, quería decirles que este capítulo va a ser un poco largo, como 1.500 palabras o algo así. Y que esta historia no va a tener escenas para adultos 7u7 xdd aunque creo que puede que haga una historia así, no sé.

Y si tengo alguna falta de ortografía, por favor comenten así la puedo corregir.

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Narra Nat.

¿cuando comenzó todo esto?, los humanos... los Pokémon..., ¿no se supone que vivíamos en paz y armonía?, ¿que fue lo que pasó?.

Y todo esto comenzó cuando yo apenas tenía unos años de vida, no tengo muchos recuerdos de alguna época de paz, solamente Pokémon atacando humanos y viceversa. Apenas unos pocos Pokémon son buenos, o eso aparentan ser...

Cuando yo era un niño, mi padre trajo un Riolu a la casa, me encariñé con él y nos hicimos muy buenos amigos. Unos cuantos años después, cuando yo tenía 12 años de edad, mi padre fue atacado por un Mankey salvaje... y murió. Tuve que crecer bajo el cuidado de mi madre y la poca protección que me podía otorgar Riolu.

Uno pensaría que, bajo una situación así, las personas unirían fuerzas para protegerse, pero no, todo lo contrario. Apenas se puede salir a la calle, los humanos han empezado a desconfiar de todos y nadie puede vivir en paz.

Todos sospechamos de alguna corporación que pudo haber experimentado con el ADN de los Pokémon para volverlos agresivos, algunas personas piensan que puede que el Equipo Plasma esté detrás de todo esto, pero esa banda se desintegró hace unos años.

Ahh... ojalá todo fuera como antes, pero hay poco que pueda hacer..., ¿o si puedo hacer algo?.

Suena mi despertador, abro mis ojos, y veo a Riolu dormido a mi lado. Era realmente tierno cuando estaba dormido, y más porque estaba abrazando mi pecho.

Apagué el despertador, me levanté de la cama y desperté a Riolu.

Nat:
Vamos Riolu, hoy es un nuevo día, despierta.

Riolu solamente se dio la vuelta y se tapó.

Nat:
Vamos, no seas un Snorlax. Ya sé que no es lindo ahí afuera, pero tenemos cosas que hacer.

Tomé en brazos a Riolu y lo apoyé sobre mi pecho como un bebé, luego salimos de la habitación. Fuimos a la cocina y vi a mi madre sentada sobre una silla, tenía una cara cansada pero alegre.