Angel [NamJin]

Parte única

Mientras contemplaba la luna resplandeciendo hermosa en el despejado cielo frente a él, se imagino así mismo llegando a ella, abrazarla o simplemente sentarse a su lado calmando por un momento la inquietud en su corazón.

Él que siempre es todo sonrisas a la luz del sol, él que siempre tiene los brazos tendidos para abrigar y consolar a la gente a su alrededor pero tras la puerta sus manos permanecen vacías.

En qué momento se convirtió en un melancólico a puertas cerradas es incluso ahora un misterio. Incluso ahora mientras implora al astro traiga la luz a su alma entre cada aullido desesperado.

Al abrir sus ojos las lágrimas no se detienen, cada perla rueda sobre sus mejillas, algunas se pierden bajo el cuello de su camiseta otras caen en su regazo tan silenciosas como siempre.

Con la mirada borrosa por el llanto mira a la luna nuevamente pero nada a cambiado, ella continúa ahi, majestuosa, sin hacer nada más sin prestar atención solo haciendo del paisaje casi angelical.

Un pequeño destello surco en el cielo por un instante parece acariciar a la dama blanca hasta posarse a su lado y luego simplemente desapareció.

El viento hizo acto de presencia arrastrando con el unas cuantas hojas meciendolas hasta hacerlas danzar en un descoordinado baile hacia él. Cierra los ojos por la brisa, las hojas revolotean pasando sobre sus cabellos castaños.
Una vez que han pasado entonces los abre de nuevo perdiendo el aliento.

Frente a él la más bella de las creaciones, los ojos más bellos destellantes de vida y una sonrisa encantadora dirigida solo a él.

El hombre hace una reverencia y extiende la mano en su dirección como un principe de cuento al invitar a la doncella al baile pero con tal elegancia que nadie de la realeza sería capaz.

Al verle dudar la sonrisa del hombre titubeo por solo un segundo pero eso lo hizo más humano, más alcanzable... más real.

Hipnotizado sostuvo la pálida mano aceptando la silenciosa invitación, pronto sus pasos coordinaron como si fueran una sola persona. El vals comenzó.

Al hermoso ángel pareció no importarle que tuviera dos pies izquierdos de hecho el también dió unos cuantos tropezones como si piedras invisibles se encontrarán en el liso techo. La torpeza solo hizo más mágico el momento cuando las risas hicieron acto de presencia, un sonido más ronco que otro pero lleno de la calidez que solo la felicidad es capaz de dar.

Cuando nuevamente tropezaron casi cayendo sobre el otro ambos enrojecieron y con manos torpes se abrazaron, abrigando al otro con su sola existencia.

El canto de las cigarras y los grillos ocultos por la oscuridad de la noche armonizaron como nunca antes regalándoles la melodía que quedaría grabada para siempre en ellos. El viento les meció suavemente como si les arrullara temiendo acabar con la magia del momento, al igual que ellos temían lo que pasaría al terminar su vals.

Por qué todo acaba en algún momento.

Así sus pasos se detuvieron, con pesar el silenció regreso y con el las lágrimas perdidas.

"Te irás" Su voz quebrada confirmo pues de antemano sabía la respuesta. Juraría que hasta la noche quería sollozar.

El ángel en cambio continúo en silencio. Mantuvo la mirada queriendo grabar cada detalle en su ser. Contemplando los ojos más hermosos llenos de promesas jamás dichas, la sonrisa resplandeciente guardando secretos por los que daría su vida para descubrir.

La más suave de las caricias le fue regalada, cada beso consolando sus párpados cansados, los hoyuelos en sus mejillas, calmando la sed de sus labios resecos. Compartiendo el secreto mejor guardado, sellando la promesa de los dos.

En el cielo la luna resplandece hermosa pero lo que hace el paisaje angelical son dos destellos a su lado, tan cerca del otro que casi son uno, siendo todo...tal prometieron.