Siempre recordaría la primera vez que la vio, concentrada mientras decoraba un pastel de chocolate detrás del mostrador de la pastelería, con sus manos haciendo delicados movimientos, en ese momento sintió que era la chica más bella que había visto nunca y así se convirtió en una costumbre diaria, a la hora del desayuno pasaba por allí a comprar algún bollo, se sentaba en una mesita con el café y admiraba su tezon, intuía una gran fuerza en ella, descubría pequeños detalles que la acabaron haciendo una conocida a pesar de no haber cruzado una palabra, y así un día de lluvia imprevista lo atrapó en la calle, entró para resguardarse y enseguida descubrió que la tienda ese día estaba vacía.
- Creo que eres el único que no consulta el tiempo en Google -le dijo ella con una sonrisa
No solo era preciosa, su voz era cálida, como un abrazo cerca del fuego un día de nieve.
- Pues eso parece, culpa mía -dijo torpemente
- Venga siéntate, un café bien corto como siempre?
Se había fijado en sus costumbres? Lo había observado a la distancia como él a ella?
- Si por favor... y un pastelito de limón?
- Ahora mismo! A ver, primero si se hacer funcionar la cafetera, lo mío son los pasteles y...
Mientras ella intentaba apañarse con la cafetera él observó que ese día estaba sola, su compañera había faltado al trabajo, parecía que todo se había puesto a su favor ese día, por alguna razón empezó a sentir que sus manos estaban dispuestas a entrar en combustión y con ellas todo su cuerpo, parecía que su mente se había bloqueado y no era capaz de escuchar lo que ella decía mientras se peleaba con la máquina.
- Espera, creo que puedo ayudarte -dijo al fin, quizás podía ser su salvador.
Ella miraba la cafetera como si fuera una complicada ecuación matemática cuando de repente sintió el cuerpo de él detrás de ella, sus brazos pasaron por delante explicando como funcionaba pero ella se había perdido en su olor, un olor a playa, y por alguna razón parecía que su cuerpo emanaba un agradable calor, sintió que su cuerpo temblaba levemente pero por suerte él pareció no darse cuenta.
- Y ya está, aquí está el café... -dijo él al fin- puedo..? -dijo cogiendo las pinzas para los pastelitos
- Eh? si si claro, pero no te voy a cobrar eh? Tendría que pagarte por enseñarme como funciona esto -contesto ella, en ese momento le pareció el comentario más estúpido del mundo
Bueno si tu me pones al día de la predicción meteorológica.
Y así mágicamente, como si se conocieran de toda la vida, estuvieron hablando durante horas viendo la lluvia caer, el sol salir tímidamente y por ese día pareció que todo el mundo se había olvidado de querer comprar pastelitos o pedir un café, o al menos así fue hasta que la campanita del lugar sonó avisando de la entrada de alguien.
- Bueno yo no te entretengo más, ha sido un placer Val -tomó su mando dando un dulce beso en ella.
- Te veré mañana? Como cada día espero...
- Mañana sin falta.
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Podemos llamarlo amor
RomanceValeria es una chica normal, Hugo un actor famoso, cuando dos se quieren sólo debería importar el amor... pero la vida no es tan fácil y el amor menos aún.