En el año de 1980  según los doctores, mi máxima edad que podría tener por mi enfermedad, era prácticamente no más de los 20.
Pero no, claro que no hiba a dejar que pasara algo así, tenía que luchar y demostrarle a la ciencia que yo sola podía mejorar. Si ellos ni mis padres veían por mi, yo lo haría.

En ese tiempo tenía 16 años, osea que me quedaban 4 años de vida.

¿Recuerdan al niño bonito? Su nombre es Franco.
Regresó a los meses de que cumpliera 16 (se fue a la semana de que terminará su amistad con migo)
Pero no era el mismo, ya no tenía esa sonrisa divina y esos ojos presiosos.
Se volvió amargado, su ojos detonavan odia a todos, como si en su mente estuviera creando un historia de muerte.
No era divertido y no hablaba.
Supongo que no me reconoció cuando se sentó detrás de mí asiento.
Mis moretones los podía ocultar y mis rasguños también, pero los desmayos repentinos no.

Ya no me afectaba tanto que se uviera olvidado de mi, puesto que ya no era una niña miedosa de estar sola.

Comprendía que siempre estaría sola, aun estando muerta.

"Ramóna, pasa al pizarrón"
Demonios, tenia que pasar.

Tuve que resolver algo que no recuerdo y supongo que estuve mal porque el aula completa se carcajeo de mi.

Cuando regrese a mi asiento note que Franco estaca mirandome fijamente y con una sonrisa que me heló todos los vellos de mis cuerpo,
Y volvía a la misma pregunta "¿Qué significa esa sonrisa y esa mirada?"
Lo ignore.

Al mes siguiente comenze a recibir sobres, sobres con cadáveres de animales muertos (pequeños), me asuste al principio, pero después se me hizo tan normal que no faltaba abrir el sobre, solo lo guardaba en el morral, llegando a casa rompía el sobre y enterreba al animal.

A la semana siguiente, llegué un poco más temprano por una discucion con mis padres.
Y lo vi, me arrepiento por haberlo visto.





      🍁Nota de la escritora.🍁

Agradezco muchísimo que estén apoyando la historia de Ramóna, hize algunos cambios en las fechas, porque según mi padre no concuerda con la trama, espero y lo entiendan.

 R A M O N A. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora