Capítulo 53

2 0 0
                                    

JUEVES

 3 a.m. 

13 HORAS RESTANTES.

Sentados en el piso fuera del jeep, agotados pero con esperanza, Fernando y Matías pensaron en una estrategia: era claro que no todos podían buscar a Rafa, tenían que considerar el tiempo que les quedaba y tener en cuenta que del otro lado del Muro las indicaciones y horas establecidas podían ser cambiadas-No es muy probable- había dicho la Capitana- pero con estas personas no se sabe- terminó dudando.

-Establescamos algo. Faltan 15 minutos para las 3 de la mañana- dijo Fernando mirando un reloj que la Capitana le había facilitado- entonces tendríamos 13 horas según lo que sabemos... 8 horas-. Propuso Fernando mirando fijamente a Mat- No más, no menos.

-Ocho horas... ¿qué pasa con las 5 restantes?-. Indagó Mat tallándose la naríz y la frente, estresado.

-Son reserva, en caso de que suceda algo. Además debemos apartar tiempo para el regreso, no sabemos qué tan lejos se lo hayan llevado.

-No estamos seguros de que se lo hayan llevado-. Intervino Abraham- solo digo, es una teoría.

-De todas sus teorías creo que es la más segura-. Aclaró Samuel, interrumpiendo la conversación- hay cazadores por toda La Zona, como le llaman. No cazadores como César y yo, y no todos militares. Es algo que deben de saber.

-¿Sugieres que fue raptado por gente sin entrenamiento militar? Dime, quién estaría tan loco como para entrar en La Zona, aparte de ustedes, idiotas. ¡Lo que queremos es salir!

-Cállate, Abraham-. Bramó Fernando- Cristina ya nos había hablado de eso- la miró- dijo que había guardias, no cazadores.

-Eso es porque es muy difícil entrar en La Zona y mucho más difícil encontrar lo que buscan y salir con vida.

Matías suspiró, no podía ser posible todo lo que estaba ocurriendo. Habría sido mucho más sencillo si no se hubiese distraído tanto. ¡Dios! Cómo se odió en ese momento.

-No importa quién lo haya raptado, el caso es que lo hicieron, hasta donde suponemos. No voy a esperar a nadie, así que ¿quién viene conmigo?

-Matías, creo que ya hiciste suficiente al guiar al grupo-. Cristina tomó su brazo con cuidado.

-No los traje a todos.

La radio que estaba en un cinturón que le habían ofecido a Fernando comenzó a sonar débilmente. Fer lo sostuvo en su mano y subió el volumen, del otro lado se escuchó Víctor:

- ...Y tuvimos que cambiar de posición-. Cambio.

-Aquí Fernando. Repite el mensaje-. Soltó confundido.

-¡Fer! Creí que no contestaría. Cambiamos de posición por un supuesto animal peligroso, según dijo Isaac.

-¡Isaac!-. Chilló la niña dando un brinco- ¡Quiero hablar con él!

-Tendrás que esperar, pequeña-. Explicó Cristina- ahora Víctor dará instrucciones de su nueva ubicación-. Y como si fuera una orden, Víctor le explicó a Fernando en dónde se encontraban, también aprovechó para decir que Isaac e Iván se habían tumbado y quedado dormidos. Y cómo no, habían hecho toda una travesía.

-Bien, yo también tengo noticias... Encontramos al grupo-. Fer dejó salir la felicidad en sus palabras.

-¡No lo creo!- Astrid entró en la conversación.

-Sí, solo que hay un problema, ya lo he pensado, lo discutimos cuando nos encontremos. Cambio.

-Los esperamos, cambio y fuera.

Fernando devolvió el aparato al cinturón. Y se volvió hacia Matías quien lo atravesó con la mirada.

-¿Lo discutimos cuando nos encontremos? ¿Qué mierda?

-Matías, es lo más prudente.

-Vivimos como animales durante nueve años ¿y ahora quieres hablarme de prudencia?

-Haremos una búsqueda después de reunirnos con el resto. Estamos cansados, no vamos a resistir mucho si seguimos ahora.

-¿Entonces te rindes? ¿Es eso?

-Mat, creo que Fernando tiene razón-. Vivi suavizó la conversación. El enojo de Matías se disipó al mirar a la chica y luego asintió con la cabeza silenciosamente. Sabía en el fondo, que no podía dar un paso más, mucho menos participar en una búsqueda que posiblemente implicaba muchos kilómetros. Dejó caer los hombros y siguió a Vivi al interior del jeep.

Cristina le pidió al resto que subieran al jeep, apretados pero asegurando un viaje rápido, partieron hacia las nuevas indicaciones de la ubicación de Víctor, Astrid, Isaac e Iván.



Impactados, ambos miembros del ejército no podían creer la narración que acababa de terminar Andrés. Era un tema bastante delicado, después de escuchar al Sargento, no podían estar seguros de nada, ni tan siquiera sabían en quién confiar y en quién no.

-No haremos nada-. Concluyó el Coronel Gómez- Esperaremos al amanecer y entonces veremos qué hacer, escapar nos pone en una posición muy compleja. Hasta el momento nadie sospecha de nosotros, inclusive te han dejado en libertad.

-¿Por cuánto tiempo, dime? ¡Tienen que actuar ya! Si no será demasiado tarde, las personas dentro peligran.

-Hay más tiempo que vida. Seguro que podrán salir.

-No si los capturan antes-. Rogó Andrés.

-No me parece para nada.- Comentó el General por lo bajo- Puede que esté delirando.

-¡Claro que no estoy delirando!- Reclamó el Sargento molesto- solo hagan lo que crean correcto. No lo que cualquier soldado ambicioso haría.

-Háblame del muchacho, el que te aseguró todo aquello, ¿cómo se enteró? Tendría que haberse relacionado con informantes dentro de La Central, además cómo nos aseguramos de que sus fuentes son reales-. Susurró Raúl cambiando el rumbo del tema.

-No lo sé. Tuve muy poco contacto con él. Después de esa noche, me lo topé un par de veces y me contactó unas horas antes de que me capturaran y golpearan. Incluso lo vi en ocaciones antes...- Los ojos del Sargento se agrandaron.

-¡¿Y qué?!- Urgió su padre. Andrés se giró hacia él.

-... lo vi hablando con los cazadores en varias ocaciones.

Si tú vas, yo tambiénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora