𝓘𝓷𝓯𝓲𝓮𝓵𝓮𝓼 1

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Ocho años habían pasado desde ese suceso. Las dos amigas continuaron con su vida...

Una pequeña de ojos chocolates arreglaba su habitación, mientras tarareaba una alegre canción. Hacía seis años que había contraído matrimonio con Kouga Wolf, y llevaba una vida muy feliz. Vivía junto a él en la enorme casa que había heredado de su padre, tras su lamentable muerte.

Al terminar de limpiar, el teléfono de su hogar comenzó a sonar, así que se apuró a tomarlo.

/ Conversación telefónica /
- Familia Wolf. Diga.

-Kaghome, ¿Cómo te encuentras amiga? Tanto tiempo sin hablar.

-Kio, ¿Eres tú? – Pregunto con mucha emoción en su voz, ya que hacía casi dos años que no sabía nada de ella.

- Así es, Kag. Soy yo – Le respondió con una alegra voz.

- ¡Kio! Qué bueno saber de ti. Me encuentro muy bien, ¿Y tú?

- No tan bien como tú – Esa alegría que envolvía su voz, se convirtió en pesar – Necesito que me hagas un favor.

- Dime en que puedo ayudarte.

- ¿Podrias darnos asilo en tu casa por unos días? Es que perdimos la nuestra.

- ¿Perdieron su casa? – Pregunto muy sorprendida. Conocía poco a Inuyasha, su esposo, pero no lo veía como un hombre que llegaría a tal extremo.

- Así es, amiga. Teníamos muchas deudas y nos la hipotecaron – Kaghome se sorprendió al escuchar la tranquilidad con la que su amiga hablaba del tema.

- Lo lamento mucho, Kio. Claro que pueden venir, siempre serán bienvenidos.

- ¡Muchas gracias, Kag! Sabía que podía confiar en ti – Rio levemente, lo que alegro a la azabache – Al anochecer llegaremos.

- Los estaremos esperando.

//***//

Al llegar el anochecer, Kaghome se encontraba junto a su esposo en la sala tomando un té. La azabache le había explicado lo sucedido esa tarde, lo que puso un poco nervioso al peli negro. Su esposa no lo sabía, pero él había tenido una historia secreta, y muy sexual, con Kikyo en sus años de juventud, antes de que ambos se casaran.

Y tampoco quería que se enterase en ese momento. Por ese motivo había declinado la invitación a su casamiento, aunque había soportado su presencia en el casamiento de él con la bella azabache sentada a su lado.

-¿Cómo me habías dicho que se llamaba el marido de Kikyo? – Pregunto distraído. Siempre que hablaba de ese peli plata un sentimiento raro invadía su pecho. Lo conocía muy bien. Inuyasha No Taisho, 29 años de edad. Un sex symbol por el cual las mujeres de todas las edades morían. Era licenciado en administración de empresas, y trabajaba en la empresa de su mejor amigo, Miroku Houshi. Si, sabía demasiado sobre él, pero lo había averiguado en el pasado cuando apenas se había enterado de su presencia en la vida de Kikyo.

- Inuyasha, cariño. Es un hombre muy educado. Y se nota que la quiere mucho a Kio. Y ella también lo quiere, ya que juro nunca casarse y allí la ves – Sonrió enormemente – Espero que no te haya molestado la invitación sin consultarte – Le dijo en un hilo de voz que desalmo al peli negro.

- Para nada, cariño – Beso su cabeza y le sonrió – Me agrada que tengas un corazón de oro.

- Es mi amiga, no podía dejarla en la calle – Continuaron hablando un rato más, hasta que el sonido del timbre los distrajo – Son ellos.

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