𝓘𝓷𝓯𝓲𝓮𝓵𝓮𝓼 11

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Solo habia pasado cuatro días desde que se habia enterado lo de Naraku, pero no podía quedarse tranquila. Habia hablado con su amiga todos los días, y le aseguro que nada pasaba, que desde ese dia ninguno de los dos la habia molestado, pero seguía insegura.

¿Hasta cuando ese maldito se mantendría a raya?

Siempre que pensaba en eso, su cuerpo temblaba levemente. No quería que nada le pasara la pelinegra.

Sabia que Sango le habia contado a Miroku lo que ocurria, y que, si no fuera por Inuyasha que fue hasta la casa de ellos y lo golpeo para que entre en razón, ahora Naraku estaría muerto y el peli negro, tras las rejas.

Miroku era tan posesivo como su peli plata, y no habia dia que no fuera a dejar y a buscarla al trabajo. Hasta habia querido convencerla de que dejara de trabajar, pero sabia tan bien como ellos que no lo haría. El sueño de Sango era ser una gran actriz, y no podía interferir en eso.

-Hola princesa – Saludo el peli plata, que recién llegaba de la empresa. Se sorprendio al no escuchar su voz dándole la bienvenida al entrar, pero ahora sabia que estaba muy concentrada pensando en algo. Seguramente en Sango.

- Hola, cariño – Lo saludo con un beso seco, ya que sus pensamientos aun estaban puestos en idear un plan que pudiera ayudar a su amiga.

- ¿Ocurre algo? – Se quito el saco, junto con la corbata, y se sento a su lado, abrazando su cintura. Estaba realmente concentrada.

- Cariño, ¿Qué opinas de incorporar una nueva empresa al grupo Higurashi? – Esa pregunta lo sorprendio de sobre manera. ¿Una nueva empresa?

- Tendriamos que analizar los pros y los contras. Si es una buena empresa, no seria mala idea... - Y se callo al ver como su pequeña se paraba de repente, sonriéndole con confianza.

- Ponte tu mejor traje, Inu – Lo miro sin dejar de sonreir – Tendremos una reunión de directorio urgente. Hay una empresa que comprar.

***

Se sentía realmente confundido. De un momento a otro, el directorio de la empresa le habia confirmado el cambio de dueños.

Pero eso no era lo mas raro. Lo extraño era que uno de sus nuevos jefes, quería hablar con él a solas. ¿Acaso sabían de su buena reputación y querían darle un ascenso? De solo pensarlo una enorme sonrisa se dibujaba en su rostro.

-Señor Naraku – Saludo una bella secretaria de cabellos rubios – Lo están esperando. Pase por favor.

- Muchas gracias, bella – Coqueteo, pero no logro efecto alguno en esa muchacha – Con permiso – Se anuncio, luego de golpear levemente la puerta. Al entrar se encontró con dos hombres parados tras el escritorio del director principal. Ambos eran altos, un poco mas que él. Uno de raros cabellos plateados y aun mas extraños ojos dorados. El otro, que lo miraba con un odio que le causaba escalofríos, tenia el cabello negro y los ojos azules. Habia alguien sentado en la silla de alto respaldo, pero al estar a espaldas de esa persona, no podía distinguir de quien se trataba – Soy Naraku Ryuu. ¿Me llamaban?

- Asi es – Hablo esa desconocida persona. ¿Era una mujer? – Es un gusto volver a vernos, Naraku – El peli negro se llevo una gran sorpresa cuando se encontró con un par de ojos marrones que lo miraba con gusto. Esa niña... La amiga de Sango.

- ¿Qué haces aquí? – Le pregunto aun sorprendido – Crei que el grupo Higurashi habia comprado esta agencia.

- Asi es – La azabache se recostó sobre el espaldar de la silla, mientras cruzaba sus piernas con una lentitud diabólica, mirándolo con una sonrisa burlona – No te han informado mal. Soy Kaghome Sue Higurashi, hija y única heredera de Sao Higurashi.

InfielesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora