CAPÍTULO 11

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—Estás escribiendo el nombre de Stephen, ¿No es así? —le pregunto después de ver que agarra su bolígrafo y empieza a confinar su libreta. Ella sonríe mientras anota y puedo ver el nombre de él, lo suponía.

—Hay que tener todas las piezas anotadas para así lograr unir algo que nos dé una respuesta en concreto sobre lo sucedido. Desearía saber dónde se ubicaba la chatarrería, Venus.

Por un momento lo pienso, pero dudo que vaya a ser útil. Le conté acerca de las drogas, y que era amigo de él desde la infancia, pero nada más revelador. Al final le digo dónde se ubicaba, aproximadamente.

—De acuerdo. No es una respuesta exacta, pero me sirve —después de notar el lugar, ella se ríe tenuemente —. ¿Qué estoy diciendo? La información no me sirve para nada, no al menos que el juez alargue el caso, pues en menos de tres horas no puedo ir al lugar e interrogarlo.

Exactamente por eso le di la información sin problemas. ¿Para qué? Si ir al lugar no tiene sentido con el poco tiempo que disponemos. Solo importará como dice ella: que el juez alargue el caso. Solo tenemos que esperar a que eso suceda, pero lo he pensado y estoy casi segura de que el juez dispondrá solo de este día para decidir si ir ante las rejas o ser libre.

—Igual hay que tenerlo, por si las moscas.

—Tienes razón —dice la abogada —Vale... Quisiera saber más de ese tal Cristian Andrade.

Cristian Andrade, ganador del primer juego que hicimos junto con Amanda Carter, huérfano, cometió dos asesinatos y fue perseguido por la misma policía estatal. 23 años, 1,72 metros, 66 kilos en ese entonces, con una masa muscular un poco resaltada, pero tampoco para decir que es fanático del gimnasio o es un veterano en ello. Prudente, juicioso, ágil, podría decir que también infame, y con un toque leve de rencor. ¡Era nuestro perfil perfecto para los juegos! Y no nos equivocamos en ello; primer ganador de los juegos y se ofreció intrépidamente a ser parte de los juegos.

—Bueno, solo fue un amigo nuestro. Era un buen amigo hasta que bueno, tuvieron la discusión Austin y él que lo llevó a la final de nuestra amistad.

—¿Cómo se conocieron?

—En el parque Warner; unos amigos nuestros de la preparatoria lo invitaron y empezó nuestra amistad.

—¿Y de qué fue la pelea?

—Bueno, nunca estuve al tanto de ello, el conflicto era más que todo entre Austin y él. Según lo que supe, Cristian se metió con una de las chicas con quien salía Austin.

Realmente no hubo ninguna pelea. ¿Pelear por una chica? Por favor, eso es bastante absurdo para alguien como Austin. Él tenía asuntos bastante complicados como para estar llorando por una mujer, ni siquiera conmigo.

Cristian Andrade desapareció. Fue una jugada maestra. Era un día normal cuando vimos una nota en un papel adhesivo en la nevera de nuestro apartamento que, con mucho trabajo, está a nombre de una señora llamada Amy de los Santos y con ello podemos pagar las cuentas a nombre de ella. El caso es que la nota venía un mensaje que decía: "NO NOS VAN A ENCONTRAR. GRACIAS POR TODO, PERO NUESTRO CAMINO DEBE DE SEGUIR. C & A.". Austin los buscó durante dos semanas, pero nunca más volvimos a saber de ellos. Afortunadamente no ocurrió nada, dándonos a entender que no tenían ningún propósito para revelar nuestro secreto, hasta el momento de la muerte de Austin, donde me ha llegado a pensar que han sido ellos. La pregunta es: ¿Cómo?

—Eso significa que no estaba contigo en ese entonces no estaba contigo, ¿Cierto?

—No. Cinco meses después de eso, es cuando estuvimos juntos.

—Entiendo —empieza a anotar en su libreta: "Pelea juvenil por una chica. ¿Muerte?" —. Es difícil sustentar una muerte a causa de un conflicto por una chica, que fue hace...

Al paso de las horasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora