Iria
Mierda. Eso fue todo lo que se me vino a la cabeza cuando vi a decenas de agentes de policía adentrarse en la fábrica. Dylan se levantó rápidamente de su asiento y nos cogió de las manos a Clare y a mí, que mirábamos en shock la situación, al igual que otras muchas personas a nuestro alrededor.
—¡Vámonos!
Pero eso no pudo ser. Alguien me empujó con una fuerza bestial, y mi mano se soltó de la de Dylan.
—¡Iria! —gritó, pero era tarde.
Una masa de gente me arrastraba hacia una salida diferente mientras yo hacía esfuerzos sobrehumanos para apartarme de la multitud. Grité con cada empujón fuerte que impactaba contra mi cuerpo, y me sentí un jarrón de cristal decidiendo si caerse del estante o no.
De pronto, un tacto familiar se colocó en mi muñeca. Miré a mi alrededor, y al fin le vi: Lucas me sujetaba como podía, empujando a la gente con más fuerza de la que tenían los demás, y llegó hasta mí.
—¡Ven, por aquí!
Le seguí como pude, aunque él no soltó mi mano en ningún momento. Corrimos más rápido de lo que yo era capaz de soportar, pero no me detuve hasta estar fuera de la fábrica. El viento fresco azotó mi rostro nada más salir, y giré la cabeza hacia la fábrica según nos alejábamos corriendo. Las luces de los coches de policía rodeaban el lugar, y pensé que todo había pasado, pero no fue así.
—¡Alto ahí! ¡Policía, levanten las manos!
Lucas y yo nos quedamos estáticos. El color blanco definía perfectamente el estado de mi piel, y una gota de sudor frío recorrió mi frente. Sin embargo, Lucas parecía tranquilo. Suspiró y se dio la vuelta, aún con su mano atrapando la mía. Me paralicé al ver la pistola que nos apuntaba directamente a la cabeza, y creo que Lucas notó cómo apreté su mano.
—Soy Lucas O'Dell —dijo.
—Sé quién eres —respondió el policía, que bajó su arma—. ¿Y ella?
Lucas me miró de refilón.
—Es mi novia —tosí; me atraganté con mi propia saliva al escucharle, pero me recompuse rápidamente e intenté no mirar al policía—. Me debéis algo.
—Toma. —El policía sacó de un bolsillo de su chaleco antibalas un sobre blanco y se lo lanzó a Lucas, que lo atrapó al instante—. Esto no ha ocurrido.
—¿No ha ocurrido qué?
El policía sonrió antes de darse la vuelta y marcharse tranquilamente. Yo aún seguía con la boca abierta, pero no tuve tiempo de preguntar nada, ya que Lucas me arrastró hasta llegar a su deportivo. Me soltó la mano, dejándola fría de repente, y abrió el coche rápidamente para sacar una camiseta del maletero, tapando su torso desnudo. No pude sentir más decepción, pero eso jamás lo admitiría.
ESTÁS LEYENDO
INFIERNO (Disponible en físico) ©
Novela JuvenilIria era una universitaria como cualquier otra, completamente normal a ojos de los demás. Algo que la destacaba era que nunca se había metido en un solo lío, hasta esa noche. De un día para otro, estaba en una fábrica de peleas clandestinas con su m...