Capítulo XXXIX

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     Mis oídos y mi piel reaccionan de golpe, como si alguien los hubiera encendido tras estar apagados durante mucho tiempo. Siento también algunos leves golpecitos en mi mejilla y una voz que se escucha amortiguada, lejana, con un eco sobrenatural. Sólo puedo ver sombras y luces, ninguna figura nítida.

     — ¡¡Perla!! ¡¡Reacciona!!

     Mi visión se aclara de golpe, así como llega la intensa punzada de dolor en mi nuca. La sangre está corriendo hacia mi espalda y mi cabello se siente como si alguien hubiera intentado arrancármelo a tirones. James está frente a mí, con un golpe en la mandíbula que consiguió abrir un corte en su labio inferior, así como un poco de sangre que brota de su fosa nasal izquierda.

     ¿¡Quién fue el bruto que se atrevió a lastimarlo!?

     Como le ponga las manos encima a ese animal, voy a… Juro que voy a…

     — ¡¡Perla!!

     Es de él la voz que me llamaba, así como son suyos los golpecitos con los que intentaba devolverme la conciencia.

     — ¿Estás bien? —me pregunta, me da una sacudida por los hombros y yo sólo puedo asentir torpemente.

     ¿Qué fue lo que me pasó?

     ¿Cuánto tiempo estuve ausente?

     — ¡Diamond, vámonos de aquí!

     Se escucha una explosión a pocos metros de nosotros y pronto escucho a esas pequeñas patas acercándose a nosotros. Diamond salta a mi cabeza y yo lo aparto tomándolo por el pellejo para dejarlo en el suelo.

     — ¡Auch! —Exclamo y llevo una mano hacia donde siento esas punzadas de dolor—. ¡Eso duele! ¡No subas por ahora!

     —Démonos prisa, pronto llegarán más de esos sujetos —dice James acalorado.

     Un momento, recién ahora me doy cuenta… ¿Qué fue lo que pasó aquí? ¡Hay ocho cuerpos inertes tirados en el suelo pavimentado! Pareciera que son simples sacos de basura, lucen tan insignificantes… ¿Y qué es ese humo que sale de sus espaldas? ¿Por qué la sangre brota por sus oídos? ¿Qué es lo que ha pasado aquí?

     —No mires —dice James y pasa junto a mí para limitar mi campo de visión.

     Apretamos el paso y conseguimos llegar con vida a un oscuro, sucio y solitario callejón. El lugar está en completo silencio. Misterioso e inquietante silencio.

     —James, ¿qué fue lo que pasó?

     Él espera hasta que nos hemos resguardado detrás de un contenedor de basura, Diamond vigila los alrededores saltando por todos lados. Me inquieta que no deje de moverse, quisiera que estuviera oculto como todos nosotros.

     —Nos estaban esperando —responde James apurado, se nota realmente aterrado—. Te tomaron por los cabellos para sacarte de la alcantarilla por la fuerza. ¡Estaba abierta! ¡Sabían que llegaríamos!

     — ¿Qué?

     —Estaban golpeándote, pero cuando intenté defenderte… Ellos… Yo… —se detiene para tomar aire y así, tranquilizarse un poco—. Me golpearon y estaba a punto de llamar a mis Pokemon, pero decidí no hacerlo. Habríamos llamado la atención si teníamos una batalla y nuestra misión necesita discreción, así que…

     — ¿Qué fue lo que les pasó?

     Parece que él está más alterado que yo.

     —Tú no despertabas, pero esos sujetos concentraron su atención en mí. Diamond llegó y atacó. Sus resplandores, la luz que lanza de sus colas… Perla, debiste verlo. ¡Fue horrible!

     — ¿Por qué? ¿Qué hizo?

     —Cuando la luz los impactó, ellos… Ellos escupieron sangre y cayeron al suelo. No era electricidad lo que Diamond utilizó para evadirlos, era… Otra cosa.

     — ¿Qué cosa?

     —Por un momento creí que Diamond perdería el control como le ocurrió a Flareon. Sus ojos… Debiste verlo, era… ¡Estaba fuera de sí!

     Lo único que nos faltaba: un Pokemon con poderes destructivos que no posee el control de su propia fuerza.

     ¿Acaso esto podría empeorar?

     — ¡Oigan!

     Fulminamos a Diamond con la mirada en cuanto lo escuchamos gritar. Corre hacia nosotros y toma a James por la tela de sus pantalones para llamar su atención. Tira de él, se separa un par de pasos y dice:

     — ¡¡Nos observan!! ¡¡Ahí!!

     Vuelve a tirar de los pantalones de James y él termina por avanzar hacia donde Diamond sugiere. Yo lo sigo y ambos nos detenemos en seco cuando nos topamos frente a frente con una cámara de seguridad que nos mira desde uno de los muros. Está a un metro por encima de nuestras cabezas. Si subimos al contenedor de basura que está junto a ese muro, podríamos alcanzarla sin problemas.

     —Así fue como nos descubrieron.

     Bien, primero aparece mi lado pesimista… ¿Y ahora esto? ¿De dónde salió esa voz tan fría?

     —Diamond, busca todas las cámaras de seguridad en este callejón y destrúyelas —dice James.

     Diamond asiente y corre a hacer su trabajo. Sé que no servirá de nada, ese hombre pervertido ya debe saber que estamos aquí.

     — ¿Cuánto falta para llegar a la puerta trasera que mencionó Jackie?

     James mira hacia el sur y hace un gesto de reconocimiento.

     —Jackie dijo que era el edificio más alto, así que… Debemos estar a dos calles, quizá sean tres.

     —No podremos llegar a tiempo, para este momento ya deben haber enviado a más hombres para que nos detengan.

     —Necesitamos un plan de respaldo, los demás cuentan con nosotros.

     Eso me da una idea. Pero… ¿Cómo llevarla a cabo? ¿Cómo advertirles a los demás que hay hombres de la Elite vigilando cada uno de nuestros pasos?

     —Por ahora, debemos apegarnos al plan —le digo y él asiente.

     De alguna forma consigo reunir la fuerza suficiente en mi puño derecho y así, con un solo golpe, consigo destruir la cámara que nos vigila.

     Sé que puedo cumplir con mi parte del plan, no me importa tener mil ojos puestos sobre mi espalda.

Pokemon V: La Batalla Contra la EliteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora