15 Tres escenas y una muerte

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Un estante en mi estudio contiene pociones. Está en un compartimiento secreto detrás de la biblioteca. Las fabrico en el laboratorio, pero las escondo allí hasta patentarlas. Hay tanta maldad que son capaces de robármelas. Tengo pocimas de todo tipo: de inteligencia, de ceguera, de sueños y pesadillas, de anti–timidez y creatividad. Salieron de casualidad, a prueba y error; en realidad busco una forma de enamorar a mi amada Jenny. No hay forma de que ella le de pelota a un ser tan grotesco, que mide un metro noventa, medio jorobado y con un bigote amarillo que le tapa la boca.

A no ser que invente la poción no sucederá nunca.

Veneno de víbora, chocolate, leche, extracto de hortensia y anestesia son los ingredientes de la formula #13. Falta probarla... me la voy a jugar: cuando no mire vierto el contenido en el vino y así será mía. Bah, si funciona... y si no, se muere, pero es un riesgo que me dispongo a correr.

Le dejé una carta en el trabajo, un poema en Facebook (claro que con una cuenta falsa, no me voy a mandar al frente hasta la cena).

Tengo todo preparadito: el restaurant es el mejor de Renacentía y he reservado el lugar más agradable. Solo falta Jenny.

Solo falta Jenny.

¡Solo falta Jenny!

¡Solo falta Jenny! ¡No vino la muy desgraciada; me quedé tuerto por conseguir esta cena y no vino! ¡Se terminó!

–¡Mozo traiga whisky! –voy a tomar el elixir y me voy a enamorar de la primera mujer que pase por esta mesa.

–Gracias mozo. ¡Por el amor! ¡Salud!

*****

–Hola, me llamo Jenny, me llegó una invitación anónima a este restaurante. No sabía si venir porque una no sabe con qué hombre se va a encontrar... así que aquí estoy.

–Sí, señorita, el señor Prometeo la está esperando en aquella mesa.

–¿El señor que está gritando? No, deje. Mejor me voy antes que me arrepienta.

*****

–¿Qué le pasó? –dice el policía.

–No se sabe, hay que esperar la autopsia.

–Es un fiambre muy grande.

–Sí, pobre. Gastar tanta plata en este lugar tan caro y morirse antes de comer, eso es mala suerte.

–Mala –pensativo– suerte... che ¿venden café acá?

–La verdad que nos vendría bien uno.

–Y bueno, anda a preguntar mientras yo tapo al fiambre.

–Copiado, bigote –ríe y se acerca a la barra. Su colega tapa el cuerpo del loco de las pociones.

Feria de SensacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora