Aviso: Este fic es un desvarío total.
...
Kozume Kenma siempre supo que su amigo es un tonto de remate, de eso no hay ninguna duda. Lo que sí le sorprende es que el susodicho realmente haya terminado condenándose a sí mismo de esa manera. Eso ya ha superado los límites de la idiotez.
Además, ¿por qué no vuelve a su apartamento de una vez?
Kuroo lleva casi dos semanas deprimiéndose por eso en el piso de Kenma, sin poder dejarlos tranquilos a él y a su privacidad. Y eso al menor lo pone de los nervios, porque ha iniciado esa cosa (vergonzosa) con el ex armador de Fukurodani hace apenas un tiempito y justo cuando empezaban a descubrir y disfrutar más y más (cosa que no admitiría nunca en voz alta y menos en presencia de su amigo de la infancia), resulta que Tetsurou decide invadir su vivienda porque está triste.
Y bueno, no es para menos.
—¿Una carta? ¿Crees que podría...?
Tsukishima Kei, con quien se supone que Kuroo tiene un año más o menos de estar saliendo de verdad, lleva como dos semanas (tal vez un poquito más) sin dirigirle la palabra a este último porque el muy bobo se ha mandado una grande y no tiene ni la más pálida idea de cómo solucionarlo.
—Sí. Que vea algo de tu esfuerzo —aconseja Kozume aleatoriamente, sin despegar la vista de su consola, harto de todo y sin ideas.
Lo que ocurrió fue que Tetsurou, en su afán de honrar su estúpido título de maestro de la provocación (cortesía de Bokuto Koutarou), se había encargado de mandar al tacho la agradable tarde de sábado que estaba disfrutando en su apartamento, ubicado en el centro de Tokio, con su pareja.
¿Cómo sucedió? Bien. El ex capitán de Nekoma sabe perfectamente que a Tsukishima de ninguna manera le van esas bromas que incluyen fotos desprevenidas y demás. Es más, las odia. Con el alma. No hay cosa que lo ponga de peor humor que eso. Así que siempre estuvo más que claro que intentar jugársela con algo así no podía traer nada bueno.
Pero Kuroo, siendo tan Kuroo siempre, le había fotografiado a los pocos segundos de haberse despertado de la siesta. La imagen obtenida fue una que enfurecería a cualquiera en el lugar de Tsukishima: el cabello revuelto, ojos hinchados (sin lentes era un poco extraño para el que estaba acostumbrado a verlo con ellos puestos) y apenas abiertos, marcas de algún que otro pliegue de las sábanas en el rostro y, lo peor, la toma era de un incipiente bostezo, en el momento preciso. Todo mal.
La idea era subirla a su estado del WhatsApp, pero ocultándolo de todos sus contactos, a excepción del propio Kei, configurándolo en 'solo compartir con...', para hacer que este lo viera y, después de haber obtenido una imagen clara de su rostro rojo y enfurecido, confesarle que solo era visible para ambos, así también lo vería enfurruñado de una manera más infantil luego. Está de más decir que Kuroo ama esos cambios de expresión en su chico, así que todo le pareció que valía la pena.
En fin, el plan se le había venido abajo, porque diez minutos después de reírse de Tsukki por 'el sustito que se llevó' y tratar de adularlo para que lo perdonara por la bromita, su móvil empezó a vibrar, alertándolo de que varias personas le estaban respondiendo el estado que él creía que había ocultado. Olvidó dar el 'aceptar' al momento de configurar, por lo visto, y terminó enviándola a Todos los contactos. Y Yamaguchi Tadashi (a quien Kuroo tiene agregado desde hace un tiempo), luego de haber visto la imagen bochornosa, como todo buen amigo que es, se había encargado de hacérselo saber a Tsukki con un screenshot de la misma y un «¡¿De verdad le diste permiso para publicarla?!» que lo había dejado más pálido que la leche. Luego de eso, Tsukishima se marchó, molesto de verdad. Dejando a Kuroo sin saber qué rayos hacer para enmendarlo.
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Una (absurda) carta de solicitud [KuroTsuki]
FanfictionTsukki ha dejado de hablarle y a Kuroo no se le ocurre mejor manera de lograr que lo perdone, que una carta en la que enumere las razones por las cuales debería hacerlo. ¡Son cincuenta y pico, Tsukki!, ¡ten piedad! // KuroTsuki. Oneshot.