C A P I T U L O 3

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Unos brazos fuertes, de los tantos culpables de años de dolor y heridas, la tomaron en brazos con brusquedad mientras que Vanya luchaba por mantenerse despierta. Solo un nombre rodaba su poca conciencia.

Natasha.

- Llévala a su habitación y encárgate que el señor Towers no se acerque a ella.- Indicó la voz líder de tanto maltrato.

"El maldito Craig me las pagará." Pensó dentro de sí la moribunda Olsson.

Paso a paso todo se tornaba aún más oscuro, en su cabeza luchaba por mantenerse despierta pero era demasiado para su flacucho cuerpo tomando en cuenta todo lo que acababa de vivir sumando los días de hambre.

Llegó a la habitación sucia y manchada de sangre por todos lados donde solo habían dos colchas sucias y con sus resortes afuera; Vanya acostumbraba dormir en el piso, ya que en esa pequeña y sucia habitación habían tres niños más, sin contar a la difunta Clarice. Lanzaron su golpeado cuerpo al piso sin piedad y escuchó voces a la distancia, como si hubieran de otra habitación.

Todos los niños rodearon el cuerpo inconciente de la chica mientras lloraban en silencio. El primero en hablar fue el niño de apenas nueve años al que Vanya salvó de ser golpeado por los blancos en el "cuarto de escobas".

- Bruce vino.- Avisó el pequeño Antonio con lágrimas en los ojos.- Hay que gritar, está muerta.

- ¿Estás loco?- Riñó Sophie, de 12 años a quien Vanya protegió de ser abusada por los blancos.- ¡Nos matarán!

- ¡La mataron a ella!- Exclamó Antonio.- Y a Nat ni siquiera la han traído ¿Y si también la mataron?

-¡Cállate! ¡Vanya no está muerta!- Exclamó la niña.

En la mente de la rusa solo paseaba una pregunta.

¿Quién las delató?

Money no pudo haber sido, no supo sino hasta que escapó de su casa que ella era una huérfana.

Solo quedaba una persona... Trash.

Flashback.

Corrimos rápidamente al exterior de la casa hogar, tenemos apenas unos minutos antes de que se dieran cuenta de que no estamos y solo nos queda una opción... Trash.

Vivió desde pequeño en la casa hogar donde se hizo muy amigo mío, cumplió la mayoría de edad y pudo salir.

Se ha dedicado a venta y consumo de drogas desde que salió de la casa hogar, es nuestra única opción.

Comencé a correr y Nat venía detrás de mí llorando sin consuelo, quizás es por la sensación de libertad o por el temor de que nos atrapen. Llegamos a esa casa pequeña que tenía hombres armados cuidando la entrada.

- No hables, yo lo arreglaré.- Nat asintió.

Caminé hacia esos hombres, quienes me observaron de arriba a abajo. No perderé el tiempo en hablar con ellos, son simples eslabones.

- ¡Trash!- Exclamé, los hombres se disponían a alejarme pero una risa ronca salió del interior de la casa. Sonreí de medio lado cuando se abrió paso en medio de los hombres y me extendió los brazos para abrazarlo, lo cual correspondí.- ¿Recuerdas que me debes un favor?- Él asintió.

- Unos cuántos, de hecho.- Reímos.

- Necesito armas y algo para moverme.- Me miró con malicia y soltó su abrazo.

- Toma mi motocicleta y regresamela esta noche en las carreras.- Indicó mientras me daba las llaves y sacaba dos armas de la cintura de su pantalón.- Sabes que odio que lleguen tarde.

En su inconciencia llegó a la conclusión de todo, había olvidado regresar la motocicleta luego de lo que sucedió en las carreras... Trash fue el soplón.

- ¡Dime dónde está!- Se escuchó la voz lejana de Bruce Towers exclamar pidiendo respuestas. Su hijo y esposa ya habían expuesto lo sucedió en ese lugar esa tarde.

Los niños se separaron del cuerpo que pensaban era yacía sin vida.

- ¡Oh por Dios! ¡Vanya!- Exclamó mientras los paramédicos tomaban a la chica para subirla a la camilla.

La culpa que el hombre sentía era insoportable, su sueño era salvar niños de llevar una vida tan complicada como la que él llevó... Pero ellos lo estaban viviendo peor.

La pobre Vanya, ensangrentada por todos lados y con magulladuras terribles y la ropa rasgada y llena de manchas de sangre y otros fluidos. Ella era seguramente la que más haya sufrido en todo esto. Fue de las primeras niñas en ingresar a la casa hogar y siempre era la que se metía en problemas... Ahora que Bruce lo pensaba bien, es a muy probable que ni siquiera era tan problemática y solo protegía al resto.

Sacaron a la pequeña Natasha de aquel cuarto donde habían encontrado cadenas y palos de escoba. A Nat la habían hecho arrodillar encadenada y la golpearon en la espalda repetidas veces. Towers temía que esa pequeña de apenas 16 años tuviera problemas en la columna a partir de ese momento, lo cual era muy probable.

Entró a la ambulancia de Vanya y notó que estaba recobrando la conciencia y quería comenzar a moverse.

- Quieta.-  Murmuró mientras tomaba su magullada mano con cuidado.- Todo está bien ahora.

- ¿D-Donde está N-nat?- Preguntó con dificultad sin poder abrir sus hinchados y colorados ojos.

- Está en otra ambulancia con mi esposa.- Observó con atención como el lastimado y flaco cuerpo de Vanya se relajaba.- ¿Qué te hicieron ahí dentro, Vanya?

Un silencio mantuvo a la chica con los ojos cerrados, no dormía pero sus ojos dolían y ardían, no podía abrirlos.

- Lo que me p-paso a mi no im-p-porta.- Contestó finalmente con dificultad.

- En dos semanas cumples los 18, Vanya, pronto todo acabará.- Intentó animar.

- No l-lo hará y ellos s-se que-quedan ahí.- Dijo y Bruce prefirió mantener el silenció.

Parece que habían muchas cosas que resolver.


Caos PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora