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—Hey, hey. Déjame aclarar las cosas para que no te avergüences de maneras magistrales cuando entres a esa sala —el chico de sonrisa ladeada y cabellos oscuros dice, lleva su traje impecable y camina con seguridad absoluta en cada paso—. ¿Has escuchado de los siete preferidos de Saint Gerald?

—Mhm... lo hice. Pero, para ser sinceros, nunca pregunté mucho sobre eso —responde.

—Perfecto. Rumores hay por todas partes, una cosa es creerlo y otra cosa es verlos —abre una de las puertas, cada vez más cerca de la sala principal del comité estudiantil—, y la verdad es que Saint Gerald es un lugar bastante bueno. Sin embargo, como en toda institución privada, hay ciertos grupos con los que es mejor no mezclarse.

—¿Es una especie de película o drama romántico?

El azabache no ríe, en vez de ellos parece levemente irritado y lo oculta cuando ladea una poco la cabeza, la insignia de jefe brilla contra los leves rayos de sol que entran en las ventanas grandes, limpias.

—Para nada. No malinterpretes, no estoy diciendo que estos grupos son de chicos y chicas populares que te harán la vida imposible como ricachones que son y que todo el lío dramático —explica una vez más.

La persona detrás del guía lo observa, con una espalda ancha y cuerpo perfecto, piernas largas como nunca había visto y cabello desordenado, su guía es simplemente el retrato del arte completo.

—¿Entonces...?

—¿Piensas que no sé quién eres? ¿Me tomas por estúpido? —el azabache le observa por encima del hombro y la persona contraria no le quita la mirada—. Si querías mantenerlo en secreto, no se va a poder. No malinterpretes, no por mí, sino por Blake.

Hay un suspiro.

—¿Y quién jodidos es Blake?

El azabache se detiene y se vuelve a la persona contraria, están en frente de una gran puerta blanca con una placa que dice: "Consejo Estudiantil", hay una picazón en el brazo de la persona que está a nada de entrar por esas puertas, tal vez es la presencia detrás de las puertas que es simplemente fuerte o tal vez el chico en frente suyo.

—¿Haces arte de los siete y no sabes quién es quién? ¿Qué tremenda tontería es esa? —ríe el azabache y luego deja de hacerlo levemente.

—Hago arte de quién quiera y cómo yo quiera, simplemente me basta con ver rostros y convertirlos en lo que quiera —se expresa y el chico con pulcro uniforme de Saint Gerald coloca un dedo sobre sus propios labios, en un gesto sonriente y divertido.

—Ya veo. Sin embargo, nunca has visto sus rostros...

—Sus cuerpos sí.

—Que suciedad te recorre, o simplemente arte superficial —se cruza de brazos—. Escucha porque solo lo diré una vez: Alessandro es el de cabellos cenizas, normalmente se encuentra leyendo en todas partes, es bastante peculiar y sobre todo un seductor. Blake siempre lleva el cabello atado y largo, le gusta jugar ajedrez y juego analíticos, notarás fácilmente quién es por su personalidad reservada y poco demostrativa. Stefano es el rubio, probablemente lo encuentres guindando del cuello de Blake todo el día, son uña y mugre, Avery es el chico de lentes puntiagudos al final, nunca se deshace de ellos y busca cualquier detalles para burlarse, también está Ambrose, es el chico que tiene heterocromía, creo que lo sabes y por último está Harvey, es el de cabellos colorados, el único que podría ofrecerte una linda amistad.

—Falta uno.

Alessandro era arte cuando leía.

Blake era arte cuando analizaba.

Stefano era arte cuando corría.

Avery era arte cuando miraba con burla.

Ambrose era arte en cada mirada.

Harvery era arte cuando ofrecía.

Y él último y el más...

—Fiorenzo, un tremendo dios. El cupido del arte —sonríe algo divertido—. En fin, te doy la bienvenida a Saint Gerald.

—¿Cuál es tu nombre?

Decir que era incomodo es poco. 

Todos se encuentran ahí adentro, como si estuvieran preparándose para una especie de vídeo musical de idols. En diferentes posiciones del lujoso salón, Alessandro baja la vista de su libro del famoso escritor Poe Petrelli, Blake y Ambrose apartan la vista de su juego de ajedrez a media partida, Harvey deja de observar su móvil en medio de su chat, Avery baja sus lentes por el puente de su nariz fina, dejando de leer los artículos de Heers sobre el trabajo próximo de Tamhre en la exposición de arte corporal que realizará el artista Angelo Fiore, Stefano se encuentra tumbado en el sofá y...

—Enzo —pronuncia Alessandro, observando a la persona desconocida a su lado—. ¿Quién es ese y por qué te has tardado tanto?

Hablaba bastante varonil, muy grave.

—Esta persona es quien se muda con nosotros al apartamento que nos han obsequiado —explica el azabache y la persona al lado suyo, observa al faltante... siempre fue él. El azabache lanza un botella de leche de bananas a su mejor amigo de cabellos cenizas, quien la atrapa en el aire—. Ahí tienes.

—Es quien nos pinta —Blake explica, es lo único que dice antes de volver a su juego.

—¿Eh? —Harvey ladea la cabeza, bloquea su móvil con una sonrisa en sus labios—. Tremendo genio. ¿Qué pasaba por tu cabeza cuando nos pintabas? Mi tío dice que es impresionante, pero a mí me aterraba la idea de ser pintado por un desconocido.

—Es un acosador de cuarta —Avery dice, antes de volver los lentes a su posición y chasquear la lengua en burla—. Imaginen el tiempo que le sobra como para pintar hombres por ahí, siendo hombre.

—Dejen de hablar —pide Stefano, antes de abrir sus ojos.

Hay algo de silencio antes de que Fiorenzo tome asiento y deje de sonreír, observando a la persona frente a él de una forma seria.

—Bienvenido. Soy Fiorenzo, pero puedes no llamarme nunca, ni hablarme.

Estaban escondidos, entre ellos. 

Hijos del arte.

*

FECHA DE ESTRENO: FINALIZADA LA SAGA: EL ARTE

Después del ArteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora