Capítulo 2

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- Perdón, Tom, me distraje, ¿qué me preguntaste?  -conseguí decir totalmente avergonzada-

- Te he contado sobre mis relaciones amorosas, creo que a mi también me interesa saber sobre las tuyas. -dijo con el ceño fruncido-

Mierda, mierda, mierda, Ana. Es hora de que le digas que eres una estúpida y que ni siquiera haz besado a alguien.

- Bueno, esto... yo, la verdad es que no hay mucho que decir, Tom.

- Ana, dime. Creo que yo te he contado tantas cosas que... -rie- es imposible oír algo peor.

- Tom, es que yo no he tenido noviazgos. -bajo la cabeza y me miro los nudillos, bien aquí vienen las risas, así que espero pero no oigo nada, Tom levanta su mano y me sube el mentón para que le vea a los ojos-.

- Ana, eres muy linda, así que esa excusa no me la voy a tragar tan fácil.

- Bien, pues no la creas entonces, porque es la verdad, y no digas que soy linda -algo escurre por mi mejilla, oh, mierda, una lágrima, ¿por qué lloro? ¿rabia? No, eso no, ¿dolor? No creo, creo que la palabra es emoción, si, nunca nadie me había dicho que era linda-.

- Mm lind... Ani, ¿por qué lloras, he dicho algo malo? -se voltea y le da unos golpes a la parada de autobús por la que estamos cruzando- soy un estúpido, lo sé, nunca he sabido tratar a una chica, creo que por eso estoy solo.

Lo callo poniendo mi dedo sobre sus labios, son tan suaves y carnosos, los miro por unos segundos y luego miro sus profundos ojos verdes, es un Dios griego ahora que lo veo tan de cerca, él me mira con el ceño fruncido, luego su mirada se dulcifica y noto algo de ¿arrepentimiento será?

- No pasa nada -le digo- es solo que no sé cómo reaccionar ante un cumplido -bajo mi mirada de nuevo- no quise hacerte sentir mal, y mucho menos me esperaba que reaccionarias así.

- Ani, siendo mi amiga te harás a la idea de que siempre sea sincero contigo, y perdona, no sé cómo actuar con chicas -levanta mi mentón y se acerca- Eres hermosa.

¡bésame Tomás, ¿qué esperas?! Pero como si mis pensamientos lo alejaran, me sonríe y me da su mano.

- Señorita Valentine, va usted a enfermar y su padre a matarme, y no quiero morir aún, ni que tú enfermes, vamos a casa y me cocinas.

- ¿Ah? -lo miro levantando una ceja-

- Haz picado, ahora, vamos, enserio aprecio la vida -me dice sonriendo-.

Al llegar a casa recordé que mi padre estaba de viaje, mi madre se había ido de la casa hace unos años y no mantenía contacto con ella, así que se me ocurrió la idea de que Tom se quedara en casa.

- ¿Tomás? -digo con la voz entrecortada y aún sin abrir la puerta-

- ¿Qué pasa, Ana? dice con cierto deje de preocupación.
Me volteo y está tan cerca a mi que casi nos besamos, él se hace para atrás un poco y me sonríe pícaro.

- Mi padre está viajando y no me quiero quedar sola, ¿podrías pasar la noche acá? -le hago pucheros, el pone los ojos en blanco y sonríe-

- Tendría que avisar a mamá -dice-

Entramos a mi casa y el se sienta en mi sala como si fuera suya, idiota -pienso- le paso el teléfono para que llame a casa a pedir permiso, y el me sonríe luego de hablar con su madre.

- Creo que no hay problema -me dice- ahora sí, quiero que me digas, ¿al menos haz besado a alguien en tu vida?

- ¡Tomás! -le riño- eso no es de tu incumbencia.

- Claro que lo es, dime, somos amigos ¿no?




Enamorada de mi amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora