один.

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Ahí estaban de nuevo. Un serio Valentín siendo seguido por un muy alegre y animado Manuel. Eso era todos los días de su vida.

Los relatos que salían de los labios de aquel pequeño ser llegaban a hacer que la cabeza de Valentín quisiera explotar. A él no le interesaba si Manuel se había lastimado la rodilla al caerse por estarlo viendo. A él definitivamente no le interesaba.

—¡Y... ¿podés creerlo?! —Manuel, "gritando" saltó en su lugar. Reía mirando fijamente a Valentín. A él no le interesaba tampoco si Valentín nunca decía nada. Él quería contarle acerca de su día.

Y a Manuel nunca le gustó quedarse con las ganas de nada.

Valentín no sabía a lo que se refería Manuel. Él pudo haber asentido, pero no quería darse el lujo de que Manuel luego confundiera un indefenso y oportunista asentimiento con algo más.

Como sería interés en su plática.

—Sos muy molesto. ¿Podés parar de hablar? Hacés que mi cabeza duela. —Valentín, algo cargado de –un poco– estrés, volteó hacia Manuel y lo miró con los peores ojos que alguien podría ver a alguien, al menos demostrando el verdadero, más puro y único sentimiento que tenía hacia Manuel, odio. Eso debería ser suficiente para tener un segundo de silencio.

—¡No lo haré! —Volvió a gritar Manuel.

Su voz podría ser muy suave y tranquila, aún cuando gritaba, podría ser agradable para el oído humano. Para cualquiera, transmitía una increíble serenidad. Pero –definitivamente– para Valentín no era así. Valentín no quería escucharlo más.

Y no lo hizo. En silencio, con la peor cara de culo que pudo poner se dio la vuelta, y regresó por el camino que tanto le costó recorrer por escuchar el parloteo de aquel molesto chico. No lo podía odiar más.

Manuel no lo siguió, simplemente miró confundido a Valentín –quien estaba de espaldas a él, caminando– y elevó sus hombros confundidos. Él pensó que probablemente se le había olvidado algo del colegio.

Valentín solo pudo pensar: "por fin".

𝘾𝙖𝙡𝙡𝙤𝙪𝙨𝙣𝙚𝙨𝙨 - 𝒘𝒐𝒔𝒑𝒍𝒊𝒌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora