¿Aún te sigue gustando el café? ¿Qué tal una salida la otra semana? ¿Te apuntas?
Hace falta hablar con una vieja amistad en estas épocas.
Te pediré el café que siempre preferías ordenar; ese que llevaba dulce hasta decir basta con ese toque de crema chantilly, y pediré para mí uno un tanto amargo de esos que siempre tomo para despertarme, para olvidar y pasar penas, junto con el panecillo de canela que no me gusta nada y aquella rebanada de torta que nunca acabo de comer; porque bien sabes mi manía de ver la mesa medio llena y mantener mis manos ocupadas.
¿Te le mides a otra tarde de charla, risas y sonrisas sentados con un café en mano?
Prometo esta vez no reír de tus intentos fugases de coqueto y aguantar mis sonrisas cuando te quemes la lengua en el primer sorbo de café.
Solo respóndeme sinceramente, ¿Podríamos fingir que lo nuestro no acabó de una manera tan lamentable?
Rain