Capítulo I: Misión

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Era parte del grupo de Buccellati dar caza a todos los usuarios de stand que amenazaran la paz de la zona. Con el propósito de mantener Napoles en paz, los alborotadores no eran permitidos en el territorio de Bruno Buccellati.

No obstante, Abbacchio siempre habia opinado que Buccellati no debería de ensuciarse las manos con trabajos como ese ahora que habia adquirido el rango de capo. Fue inútil para Leone convencer a Bruno de no ir a la cacería.

Por supuesto, el joven capo tenia la última palabra. Y sobre todo, deseaba contribuir de primera mano debido al índole de los crímenes del usuario de stand que cazaban esa noche en cuestión.

Era un secuestrador de mascotas. Si, efectivamente. Bastantes personas habían acudido a Buccellati, pidiendo ayuda para encontrar a sus mascotas. Gatos, específicamente.

Decenas de gatos habían desaparecido misteriosamente en el barrio, y luego de una investigación exhaustiva dieron con el culpable.

Un usuario de stand que fue captado mientras robaba una camada de gatitos, por cámaras de seguridad de distintos establecimientos en Nápoles. Podían verlo en las grabaciones, el hombre usaba su stand para atraer a los mininos y poder acercarse a ellos

¿A caso tú vas a traer a todos esos gatos a casa? — le había preguntado Buccellati, con una ceja alzada mientras se alisaba su saco, luego de ponerse de pie.

Abbacchio no supo que responderle. El no era una persona de gatos precisamente. Pero de todas formas, se las arreglaría para traer todas esas bolas de pelo para que pudiesen ser devueltas a sus hogares.

Bruno interpretó el silencio de Leone como su respuesta final. Abbacchio ya no podía replicar, porque definitivamente necesitaría ayuda para traer a casa a todos esos gatos para devolverlos a su hogar.

El albino gruñó y terminó aceptando las intenciones del capo. Así, ambos abordaron uno de los autos disponibles para dirigirse al almacén, cerca de la costa, donde se ubicaba el escondite del ladrón de mascotas.

Moverse de noche resultaría más beneficioso, según las investigaciones, el extraño hombre volvía alrededor de las 8:00 pm para alimentar a los mininos. En ese momento, aprovecharían la guardia baja de él para atacar.

Por aquí, Buccellati — Abbacchio se puso de pie ante la puerta, observando el candado colocado. El albino alzó una ceja al encontrarse con aquel obstáculo . Alzo su pie, listo para derribar la puerta de una patada, pero la mano de Buccellati en su hombro le detuvo.

Alto, podrias asustar a los gatos — razonó el pelinegro. Sticky Fingers apareycio y con un zipper colocado en dicha puerta, fueron capaces de introducirse silenciosamente en la guarida del ladrón.

El lugar estaba oscuro, podían escuchar algunos ronroneos o maullidos suaves a sus alrededores.

Ten cuidado y mira bien por dónde caminas — susurró el pelinegro buscando la mirada ámbar en la oscuridad del lugar — No vayas a pisar a los mininos.

Seguro... — asintió Leone, tratando de enfocar a Bruno. Pronto se acostumbraron ambos a la oscuridad.

Lentamente, ambos comenzaron a moverse de forma cautelosa. Sin pensarlo, Abbacchio tomó la mano de Buccellati mientras se movían.

¿Como de supone que haremos esto sin que huyan? — preguntó el albino. Buccellati sabía muy bien que los gatitos tendían a huir de Abbacchio.

A los pocos segundos, se escuchó el sonido de una cremallera abrirse y después una bolsa de... ¿Plástico? Pronto escuchó unos pasos y pudo ver a Bruno acercarse a una pequeña ventana que dejaba entrar un poco de luz de luna.

= Dolce Gattino =Donde viven las historias. Descúbrelo ahora