CAPÍTULO III : Decisión

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ℙ𝕖𝕥𝕖𝕣 𝔹𝕒𝕞𝕞

𝕃𝕠 𝕢𝕦𝕖 𝕚𝕞𝕡𝕠𝕣𝕥𝕒 𝕧𝕖𝕣𝕕𝕒𝕕𝕖𝕣𝕒𝕞𝕖𝕟𝕥𝕖 𝕖𝕟 𝕝𝕒 𝕧𝕚𝕕𝕒 𝕟𝕠 𝕤𝕠𝕟 𝕝𝕠𝕤 𝕠𝕓𝕛𝕖𝕥𝕚𝕧𝕠𝕤 𝕢𝕦𝕖 𝕟𝕠𝕤 𝕞𝕒𝕣𝕔𝕒𝕞𝕠𝕤, 𝕤𝕚𝕟𝕠 𝕝𝕠𝕤 𝕔𝕒𝕞𝕚𝕟𝕠𝕤 𝕢𝕦𝕖 𝕤𝕖𝕘𝕦𝕚𝕞𝕠𝕤 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕝𝕠𝕘𝕣𝕒𝕣𝕝𝕠

𝕃𝕠 𝕢𝕦𝕖 𝕚𝕞𝕡𝕠𝕣𝕥𝕒 𝕧𝕖𝕣𝕕𝕒𝕕𝕖𝕣𝕒𝕞𝕖𝕟𝕥𝕖 𝕖𝕟 𝕝𝕒 𝕧𝕚𝕕𝕒 𝕟𝕠 𝕤𝕠𝕟 𝕝𝕠𝕤 𝕠𝕓𝕛𝕖𝕥𝕚𝕧𝕠𝕤 𝕢𝕦𝕖 𝕟𝕠𝕤 𝕞𝕒𝕣𝕔𝕒𝕞𝕠𝕤, 𝕤𝕚𝕟𝕠 𝕝𝕠𝕤 𝕔𝕒𝕞𝕚𝕟𝕠𝕤 𝕢𝕦𝕖 𝕤𝕖𝕘𝕦𝕚𝕞𝕠𝕤 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕝𝕠𝕘𝕣𝕒𝕣𝕝𝕠

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Había tardado un poco en Estado de shock, mi vista se acumulaba de lágrimas, mi cabeza procesaba la información una y otra vez, pero el saber que mi madre estaba con vida me mantenía un poco estable

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Había tardado un poco en Estado de shock, mi vista se acumulaba de lágrimas, mi cabeza procesaba la información una y otra vez, pero el saber que mi madre estaba con vida me mantenía un poco estable.

-¿Donde está mi madre? - trate de hablar con fuerza.
-Esta hospitalizada en este mismo hospital -
-¿Puedo verla? -
-No creo que sea correcto-
-Porfavor, mi madre esta viva, necesito verla -dije acumulando mis lágrimas.
-¡ENFERMERA! -la enfermera entró y puso atención a Amelia.
-Si-
-Llevela a ver a su madre-
-Ya, enseguida vuelvo-

La enfermera regreso con una silla de ruedas, me ayudó a trasladarle a aquella silla, ni siquiera puso mucha fuerza, estaba muy libiana, había disminuido mi peso notablemente .

-¿Cuanto tiempo llevó aquí? -
-Cuatro días- me sorprendí.

Me traslado hacia el pasillo, mi mirada se dirigía a los cuartos compartidos deseando ver a mi hermana allí pero eso no pasaría, de repente el ambiente cambio al entrar en el ascensor, las puertas se cerraron y cuando se abrieron ví escenas muy tristes.

Habían mujeres desfiguradas su rostro, con quemaduras otras cortadas o amputadas brazos o piernas, al pasar por una señora que tenía su rostro desfigurado por quemaduras y huellas de cortes la escuche decir que su marido lo hiso. Me recordó a mi madre haciéndome acelerar el corazón, me relajo rápidamente y miro hacia el suelo porque el dolor de ver a aquellas personas me daban recuerdos.

Pronto miro que ya llegamos, la camilla de mi madre estaba tapada por dos cortinas una a cada lado, conectada a una máquina con muchas fundas de medicamento.

Estaba llena de moretones en el rostro, se podía ver una parte de su cuerpo cabelludo sin cabello, las imágenes de aquel cuchillo llegaron a mi mente clavando mi corazón como si fueran cuchillos, me dolía verla así, pero depronto abrió los ojos.

-Mamá -
-Hija ¿estas bién? -intento incorporarse con sus brazos pero no pudo.
-Si mami-
-¿YLicy? -lágrimas de dolor se acumularon en mis ojos.
-maa..... -empezaron a resbalar las lágrimas por mis mejillas, mi madre abrió mucho los ojos, después de tanto tiempo me vio llorar de nuevo.
-¿Que pasa hija? ¿Porqué lloras? - mi madre logró de cifrar lo que mis lágrimas transmitían y también comenzo a llorar, su pulso se aceleró más de lo normal, la enfermera me alejó de allí y dos enfermeras apresuradamente se dirigieron donde mi madre.

La enfermera empezó a trasladarme por el pasillo de vuelta, ella era tan pequeña, tenía mucho que conocer, mi corazón duele al recordarla reír.

-¿Puedo ir al baño? - pregunte cobrando compostura.
-Si, vamos- me llevó hacia un cuarto de baño.

Me levante y camine hacia la puerta, tome la manilla, sus pire de frustración y la gire entrando, cerré la puerta y le puse seguro, me vi en el espejo, mis ojos estaban rojos, estaba pálida y mi nariz roja mire hacia el lavabo y ví una punta afilada de vidrio, se había salido del espejo.

Lo tome y pensé clavarme lo en mis venas, en matarme, alfin y al cabo no me sentía viva desde hace mucho tiempo, lo acerque a mi vena de mi antebrazo. Pero recuerdos de mi madre vinieron a mi mente, no podía dejarla sola, tome la punta y la tire al basurero.

-¿Todo bien? - me pregunto la enfermera desde afuera.
-¡Si! - abri las llaves y me enjuague la cara.

Salgo y me vuelvo a sentar en la silla de ruedas.

-Mañana te dan de alta- me informo la enfermera.
-y¿mi madre? -
-Se quedará más tiempo en observaciones-
-¿Con quien me iré?
-No lo se, pero no en un albergue o con la policía- aseguró pero no tenía a nadie más, siempre estuve sola.

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CUMPLIÉNDO MI PROMESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora