Jungkook ha escuchado un montón de veces a su mejor amigo, SeokJin, decir que él necesita algo dulce en su vida. ¿Y por qué no llevarlo a una tienda de dulces donde capaz que conozca a su alma gemela?
❝─¡Bienvenido a Sweet Place! ¿Qué desea ordenar...
Por fin la mañana había llegado, la alarma despertó a la pareja de su profundo sueño y Jungkook por prima vez en su vida había deseado no despertar ese día por una simple razón.
─ Vamos cariño, mis abuelos vienen hoy y ellos quieren verte ─ Y esa era la razón. Los abuelos de su novio. Las personas que criaron al amor de su vida, estaba emocionado y aterrado a la vez, porque ¿cómo actuaría frente a ellos? ¿Tendría que ser educado y amable cómo siempre o divertido y confianzudo? No, claro que no, tenía que tratarlos con respeto al ser familiares de su pareja y, tal vez, futuro esposo. Y ahora que lo pensaba sería lindo verlo vestido con un traje blanco, caminando por una alfombra roja hasta él para decir que aceptaba pasar toda su vida a su lado hasta que la muerte los separe.
─ ¡Jungkook! ─ Sus sueños fueron dispersados por la voz del mayor, quien se estaba sacando la pijama, quedando en calzoncillos, para ponerse otra ropa un poco más adecuada para la ocasión.
Se quedó embobado un rato, hace mucho que no veía su cuerpo desnudo desde la otra vez que lo hicieron y, desde el interior, lo había disfrutado demasiado para sus pobres ansias de volver estar dentro de su novio y escucharlo suplicar por más. Así que sin pensarlo, salió de la cama y lo arrincono contra el armario que estaba por ser abierto.
─ ¿Jun-Jungkookie? ─ Su voz salió nerviosa, nunca esperaba ver esa faceta en Kook otra vez. Su cuerpo tembló al ver cómo el pelinegro se acercaba a su oreja para susurrarle.
─ Cariño ─ Dios, los pelos de sus brazos se erizaron ante la voz ronca mañanera de Jungkook. ─, ¿qué tal si lo hacemos? Sigo ansioso desde que lo hicimos y, realmente, quiero probarte otra vez. ─ Su rostro se enrrojeció por las palabras y esa mordida en su cuello que seguro había dejado marca. Pero obviamente su cuerpo fue más racional y reaccionó rápido, no quería tener dolores en la cadera cuando sus abuelos venían ese día; porque aunque no lo crean, Jungkook era una bestia cuando se trataba de hacer el amor con Hoseok.
─ ¡Fuera pervertido! ─ Le golpeó la cabeza con su mano y Jungkook se agachó por el dolor, que hasta empezó a rodar levemente por el suelo.
─ ¡Hoseokie! ─ Chilló cómo un niño, mirando con esos ojos resplandecientes a su novio, que estaba sonrojado y con un puchero.
─ Hoy no Jungkook, mis abuelos vienen y no quiero aguantar un dolor cuando ellos estén acá en casa ─ El menor puchereo, frustrado por no tener aunque sea un rapidín con su pareja. ─ Pero... Podríamos hacerlo mañana, si quieres ─ Susurró débilmente, esperando que Jungkook no lo escuchara. Él realmente era muy tímido en ese tema y seguro parecía estúpido por no saber que hacer, ¡incluso Taehyung estaba más experimentado que él! Era injusto.
─ ¿Qué dijiste amor? ─ Su rostro se calentó más y caminó rápidamente para el baño gritando sus últimas palabras antes de cerrar la puerta de un portazo.
─ ¡Olvídalo! ─ Jungkook quedó solo en el cuarto, teniendo cómo sonido el agua de la bañera cayendo; pero para serles sinceros, él estaba mintiendo cuando dijo que no escuchó a Hoseok. Él había escuchado todo lo que dijo, así que sonrió pícaro porque mañana tal vez podría hacerlo con él.
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El timbre fue tocado una sola vez, siendo suficiente para que Hoseok salga disparado de la cocina a recibir a sus abuelos. Pero para Jungkook, ese sonido había sido cómo si el infierno hubiera venido por su alma.
─ ¡Abuelos! ─ Asomó un poco su cabeza de la cocina, para ver cómo el mayor abrazaba feliz a esos ancianitos adorables.
─ ¡Oh! Mi bebé está grande, míralo, con ese lindo cuerpo que te cargas querido ─ Escuchó decir a una señora, esta mantenía una sonrisa muy amable que, igual a la de Hoseok, le marcaba los hoyuelos. No la vio tan mala persona.
─ Es verdad, estás grande hijo, muy guapo cómo tú abuelo en su juventud ─ Las risas no se hicieron esperar, al parecer el señor era divertido y confianzudo con sí mismo.
─ Pero cambiando de tema ─ Volvió a hablar la señora. ─, ¿dónde está tú novio, querido? ─ Por un momento sintió que todo su cuerpo temblaba tal cual cómo un perrito en una fría lluvia.
─ Oh, está en la cocina, ahí lo llamo; ustedes esperen en la sala ─ Después, escuchó pasos que provenían hacia la cocina. Inhalo y exhalo para sentirse más tranquilo. ─ ¿Kookie? ─ Rápidamente giró su cabeza y mirar a su novio. Ah, estaba hermoso cómo siempre.
─ ¿Si? ─ Preguntó. Dios, ¿no de podría ser más idiota ahora mismo? Sabía que tenía que salir y presentarse, pero necesitaba del apoyo moral de su novio para hacerlo.
─ Vamos, mis abuelos están ansiosos de verte ─ Fue agarrado ligeramente de su mano y guiado hacia la sala, donde anteriormente Hoseok les pidió que esperaran ahí para que no estén parados todo el tiempo. Y cuando llego, su corazón casi se paralizaba al estar frente a esos ancianitos que lo miraban curiosos.
─ Abuelo, abuela ─ Hoseok comenzó a hablar, por lo menos hacía la situación menos incómoda. ─; él es Jungkook, mi novio ─ Y la sala quedó en silencio, poniendo nervioso a Jungkook, hasta que se escuchó dos chillidos para después ser casi observado por esos dos abuelos.
─ Eres más hermoso de lo que me esperé e incluso tu piel es super suave ─ Exclamó la mujer, acariciando delicadamente la mano del pelinegro.
─ Eres el tipo de persona que yo aprobaría para que Hoseok esté con él ─ Okey, eso sí que le hizo sentir bien, no esperaba que esos abuelos fueran tan amables y cariñosos con él.
─ Abuelos, no lo pongan incómodo, déjenlo respirar al pobre ─ Y pudo escuchar cómo los dos refunfuñaron por lo bajo para después sentarse en el sofá. Hoseok se acercó a él y le susurró al oído. ─ Lamento eso, mis abuelos son algo inmaduros cuando les presento a algún amigo o, cómo en este caso, mi primer novio. ─ Y Kook, es día se había sentido muy halagado por los cumplidos de los abuelos de Hoseok. Hasta la abuelita le habló lo travieso que era su novio y que siempre que tenia miedo abrazaba a un peluche de conejo llamado "señor esponjoso".
Al final, pudo respirar bien y disfrutar de la compañía de los abuelos de su novio, que eran una maravilla de persona.
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saben, yo amo a los abuelitos y me dan tanta ternura que quiero cuidarlos, así que me inspiré en mis abuelos fallecidos (que eran un amor, por cierto) y los puse en esta historia para conmemorar su amor que me daban a mi y a mis hermanos todos los año.
