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POV ROSÉ

-¿Estás segura que podrás hacer esto? Tienes mucho en tu plato ahora -preguntó Nancy por lo que se sentía como la millonésima vez desde que me apunté para ayudar a planear la subasta de caridad.

-Puedo manejarlo.

Sonreí para tranquilizarla, de que sentía que podía. Y lo hacía. Ya había reunido cinco enlaces y subastas para los otros parques que habíamos construido. No veía por qué esto sería diferente. En la empresa para la que trabajé antes de hacer la transición a Winsor, ayudé a diseñar campos de golf para comunidades de jubilados, y ésos eran mucho más trabajo que patios de juego y campos de fútbol. Definitivamente no me dejaron con la sensación de realización que este trabajo hizo. Saqué el bloc de notas y lo abrí hasta la página que quería mostrarle.

-Estaba pensando -comencé. Nancy dejó los papeles que había estado mirando y me dedicó toda su atención, tomando el bloc que le entregué-. No está terminado, pero pensé que daría más opciones que no solo incluyen parques.

Ella me miró sobre el delgado marco de sus gafas. -¿Esto es para el Y?

-No estoy diciendo que deberíamos hacer esto ahora mismo, pero hemos construido tres parques en ese vecindario, y creo que para incorporar algo que será capaz de mantenerse por su cuenta a largo plazo, necesitamos un lugar como este, donde pueden ir, leer y usar computadoras. Podemos reducirlo y bajar los costos un poco, pero...

-Es brillante -dijo Nancy, mirando la estructura que había dibujado.

Realmente no era brillante. Básicamente tomé componentes de la YMCA y cambié algunas cosas. -El orfanato está justo al lado de este lote, así que estoy segura de que podemos obtener su ayuda con algunas cosas -agregué.

-¿Qué tan rápido podemos ampliar esto e imprimirlo? -preguntó, señalando mi dibujo-. Tenemos que mostrarlo en la subasta. ¿Crees que podrías hablar más sobre eso allí?

Mi corazón se saltó. Me limpié las manos por los vaqueros. -¿En frente de todo el mundo?

-Tenemos noventa invitados confirmados hasta el momento -dije, mi voz un susurro ronco. Me aclaré la garganta rápidamente, pero no continué. La mayoría de la gente que iba a este evento eran, o un CEO o un inversionista privado para una mega compañía del fondo de cobertura. No había manera alguna de que pudiera estar frente a ellos y hablar.

-Puedo hacer que Lay lo presente, o Alice -ofreció ella con una sonrisa amable.

Dejé escapar un suspiro aliviado. -¡Sí! Cualquiera de ellos, o ambos, sería genial.

Nancy se echó a reír. -Nunca dejas de sorprenderme, Rosé.

Sonreí aunque sabía que no era necesariamente un cumplido, pero ella me conocía lo suficiente como para entender que no estaba bien con hablar en público. Pasamos el resto del día revisando la lista, los contratos con la compañía de banquetes, el entretenimiento y las bolsas de regalo que la gente recibiría. Los artículos de la subasta ya estaban en camino al hotel y se almacenarían allí hasta el fin de semana, por lo que eso estaba tachado de la lista. Cuando salí del edificio, encontré a Trey, uno de los niños con los que había trabajado en el pasado, de pie afuera con una pelota de baloncesto en la mano.

-¿Vas a casa? -le pregunté. Él sonrió cuando me vio y asintió-. Voy a caminar contigo.

Nos dirigimos en la dirección opuesta al tren y nos acercamos al parque en el que sabía que Lisa estaba. Había camiones de noticias estacionados y cámaras que estaban siendo guardadas. Trey comentó acerca de una celebridad que estaba jugando al fútbol allí, y escuché la forma en que describió el parque, lleno y la gente de pie por todas partes, solo para tener un vistazo de este tipo como si Jay Z en persona hubiera aparecido.

-Quizá lo haya hecho -dije.

Trey se burló. -Sí claro.

-¿Están las cosas mejor en casa? -le pregunté una vez que pasamos el parque y supe que no tendría un vistazo de Lisa. Trey se encogió de hombros.

-Supongo.

-¿Tu madre está de vuelta?

-Sí. Ella está allí. Tiene un nuevo novio.

Me encogí. -Eso debe ser duro.

Se encogió de hombros. -¿Tu papá aún está en la cárcel?

-Sip. Se supone que saldrá dentro de un par de semanas -dije.

-¿Estás emocionada por eso?

Dejamos de caminar cuando llegamos a la esquina de los Proyectos Whitman, donde Trey vivía y nos enfrentamos. Tenía solo dieciséis años, pero era tan alto como Lisa, tal vez incluso más alto. Mientras esperaba mi respuesta, sentí que los roles se habían cambiado y de repente, él era el consejero y yo era el que necesitaba a alguien como él. Si Lisa me hubiera hecho esta pregunta, habría tenido que pensar mucho en ello. Hubiera intentado averiguar cómo dar la vuelta a la verdad para hacerla más aceptable. Sin embargo, Trey y yo estábamos cortados de una tela similar.

-Debería estarlo -dije, encogiéndome de hombros para alejar la emoción que amenazaba con consumirme.

Trey sonrió su comprensión y me dio un rápido abrazo lateral antes de alejarse. -Sabes que eres mi favorita, señorita Park.

-Es mejor que recuerdes eso cuando juegues en el Madison Square Garden, Trey Andrews.

Mientras lo observaba cruzar la calle y saludar a los amigos que lo saludaban en el otro lado, vislumbré a la multitud con la que él probablemente pasaba más tiempo cuando salía de Winsor y las canchas de baloncesto y se dirigía a casa cada noche. El cuadro no era uno que me gustaba, a pesar de que era su realidad y había muy poco que podía hacer al respecto. Giré la espalda con el corazón pesado y me dirigí hacia la cuadra, pasando el parque una vez más. Esta vez, cuando miré, vi a Lisa rebotando el balón de fútbol con su rodilla mientras un pequeño grupo de niños miraba. Una parte de mí quería correr allí y experimentar esa parte de su vida, pero luego recordé su invitación a Manchester, y el temible agarre que se había apoderado de mí cuando ella pidió por primera vez que regresara, así que me alejé.

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La JugadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora