Lista para el viaje.

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Lindsey sollozó largo rato sobre el cuerpo sin vida de su anciana madre, abrazada a ella como si hubiese sido su único refugio en aquellos momentos de amarga soledad y profunda tristeza. Todavía trataba de asimilar todo lo que le había sucedido en pocas horas. 

Debido a su avanzada edad y a su enfermedad, la mujer sabía que a la pobre le quedaba en verdad poco tiempo de vida, además, en los últimos meses se había desmejorado mucho y ya ni siquiera se podía levantar de la cama. Esa había sido la razón por la cual había deicidio no ir a Beauxbatons y trabajar allá con su marido, pero jamás en toda su vida llegó a imaginar que el destino le jugara tan mala pasada y que Noah resultara ser un traidor desalmado que había decidido echar por la borda dieciséis años de matrimonio (ya que se habían casado cuando ambos tenían solo dieciocho años) por la falsa y descarada de Colette Piaf, su amor platónico de la adolescencia.  Así que la pobre muchacha también lloró por esa razón, porque ahora se sentía completamente sola, sin un pilar que la pudiera sostener en un momento tan difícil, y además, también lloró por haber descubierto que toda esa vida de felicidad junto a sus amados padres, estaba cimentada con el sufrimiento y las lágrimas de su verdadera familia. 

Ahí, mientras apretaba contra sí el inerte cuerpo de la anciana a la que llamó «mamá» por treinta y cuatro años, no dejaba de imaginarse cuál era el rostro de su madre verdadera. Pensó en sus lágrimas derramadas al creer que la había perdido, imaginó a su padre y a sus hermanas, una de ellas era su gemela. No podía creer que en el mundo existiese alguien con su mismo rostro sin que ella lo supiera. ¿Cómo Emily pudo haber sido tan cruel y pensar solo en sí misma cuando se la robó? ¿Cómo pudo creer que sus padres se consolarían con sus otras dos hijas? Puede incluso que con los años hubiesen superado su pérdida pero de seguro jamás la habían olvidado...

Ahora tantas cosas cobraban sentido para Lindsey: con razón sus padres eran tan mayores, con razón su madre parecía inquieta cuando se hablaba de su antigua vida en Inglaterra y desde luego era lógica su reacción de miedo cada vez que Lindsey mencionaba que quería regresar y conocer al fin a su familia paterna, a esa tía Deborah, hermana de su padre que vivía en la pequeña ciudad de Cokewoth. Hasta tenía la dirección debido a las cartas que Deborah enviaba de vez en cuando...

Pero ni siquiera ese acto tan vil y cruel que su madre cometió en el pasado, el hecho de haberla secuestrado, apartándola de su familia en complicidad con Jasper, su padre, pudo borrar el inmenso amor que sentía por ella, por ambos, porque precisamente en la vida no conoció a más padres que ellos, porque a pesar de la rectitud con la que fue criada por Emily y su rigurosa religiosidad, jamás recordaba una reprimenda injusta o algún maltrato físico, al contrario, siempre estuvo rodeada de mucho amor. Durante todos esos años fue testigo de lo duro que Jasper trabajó para darle la mejor educación y todo lo que necesitaba, además de los más sabios consejos y una gran comprensión. 

«Mi pequeña pelirroja» la llamaba él, incluso cuando ya era grande. Lindsey jamás se preguntó de quién había heredado sus rasgos: Esos ojos verdes y esa melena roja que tanto encantaba a los chicos,  diferían de los ojos café oscuros de su padre y su cabello castaño, así como los ojos grises y el cabello negro de su madre. Tampoco encontró similitud alguna entre sus rasgos y los de sus abuelos y demás familiares, en las fotos que había visto a lo largo de su vida...

¡Lo sabía! Sabía que lo que ellos habían hecho no estaba bien y por Dios que no los justificaba. La habían apartado de sus padres y hermanas, lo que la hizo preguntarse si acaso eran todos magos, aunque a esta interrogante no le dio mucha importancia ¿Qué más daba si era sangre limpia, mestiza o seguía siendo hija de muggles? Lo importante era que tenía otros padres, hermanas y quien sabe si hasta abuelos. Se preguntó cómo serían sus padres y sus hermanas y si estaban dispuestos a recibirla después de tantos años de ausencia o si la habían echado al olvido.... pero a pesar de todo eso, no podía y no quería odiar a Emily Cooper. 

Lindsey Cooper, la hermana de Lily.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora