Capítulo 22: Una audición diferente

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Crystal tenía la boca pastosa, al igual que Jumin. Ambos se encontraban completamente desnudos, y él aun no había despertado. A ella le dolía un poco la cabeza, pero ver a su esposo dormido a su lado, con solo una sábana cubriéndolo le hizo sentir mucho mejor. Se acercó un momento a su torso desnudo, para sentirlo más cerca, y escuchar los latidos de su corazón, y su respiración tranquila. Crystal alzó el rostro, esperando que Jumin se hubiese despertado con ese movimiento, pero no fue así. Quizás el alcohol también le había caído tan mal como a ella y por eso le costaba despertar.

Se quedó unos instantes ahí, disfrutando del contacto con su esposo, aunque él no lo supiera, sintiendo aquel olor tan masculino que desprendía, y su piel tan suave que a veces envidiaba. Probablemente él le respondería que se debe a su alimentación rigurosa, a una rutina de ejercicios y a unos excelentes médicos, con la seriedad que siempre lo acompaña. Crystal sonrió ante la imagen de su marido en sus pensamientos, y en realidad, ese tipo de bromas y esa manera de ser eran lo que convertían a Jumin en la persona que más amaba.

Después de un rato, se levantó lentamente de la cama, y sintió volver el dolor de cabeza. Quizás no había sido buena idea beber tanto la noche anterior. Sin embargo, mirando a Jumin en la cama, deliciosamente dormido, y recordando lo de anoche (¡porque si lo recordaba! Tampoco estaba tan ebria), valió totalmente la pena. Se puso ropa interior y un albornoz de seda que Jumin le había traído de uno de sus viajes, y salió de la habitación lentamente. Elizabeth III los esperaba desde hace mucho para que les abrieran la puerta de la habitación.

- Oh pequeña, lamento no abrirte antes la puerta. – dijo ella, tomando a la pequeña gata blanca entre sus brazos, para que la acompañara en la cocina.

Elizabeth se arrulló gustosa entre los brazos de su ama, y ronroneó tranquilamente. Crystal se sentía de muy buen humor, y caminando con gracia fue hasta la cocina para preparar algo. Ese día no había nadie en su residencia, más que el personal de seguridad, ya que ella se había encargado de darles un día libre bajo contrato. Lo que permitía no solamente que el personal, tal como la mucama, el cocinero u otras personas descansaran, sino que también le daba libertad de recorrer su casa incluso desnuda, o hacer lo que quisiera con Jumin. De todas formas, siempre lo hacían, está estipulado en el contrato no divulgar lo que sucede en esa casa, y además, deambulan como fantasmas, casi nunca Crystal los ve.

Cuando llegó a la cocina, preparó un delicioso zumo de naranja, del cual bebió un poco para amortiguar el dolor de cabeza, junto con unos analgésicos. Dejó también un par de analgésicos en la bandeja para su esposo, y acompañó el refrescante zumo con frutas y cosas hidratantes para poder recuperarse, además de granola y yogurt para tener energía suficiente durante el día. Todo lo preparaba mientras Elizabeth III se paseaba entre sus piernas, ronroneando, esperando el momento en que ella subiera con la bandeja, lo que hizo un instante después.

Abrió la puerta, y su esposo seguía dormido, pero no por mucho ya que Elizabeth III se encargaría de despertarlo con cariño, ronroneando en su oído, y poniendo sus patitas en su rostro. Jumin despertó abriendo apenas un ojo, mientras Elizabeth se acurrucaba completamente sobre su rostro, lo que hizo reír a Crystal.

- Elizabeth III, cariño, esto no ayuda demasiado al horrible dolor de cabeza que tengo. – dijo, mientras la sacaba, y se levantaba en la cama.

- Creo que ella no opina lo mismo. – respondió Crystal, sonriendo, mientras Elizabeth III se acercaba nuevamente a Jumin para acurrucarse junto a él. Jumin le sonrió tiernamente, acariciando su suave lomo, mientras Crystal se acercó a él con el desayuno.

- Gracias. – le dijo, ahora acariciando el rostro de su esposa, mientras ella se acercaba a darle un beso.

Crystal acomodó la bandeja al medio, y bebió de su vaso de jugo, mientras Jumin vio el analgésico y lo sacó de inmediato. Se llevó una mano a la cabeza, haciendo evidente el dolor que también aquejó a su esposa al instante de despertar.

De sudor y ternura «Mystic Messenger» [Jumin/MC] [Parte I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora