Después de "Battle Brawlers" #29

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El día de la fiesta de Dan al fin había llegado. Runo informó a los demás peleadores el método para conseguir el factor sorpresa que Shun quería. Terminaban de afinar detalles y Julie decidió ir a buscar a Dan a su hogar, pero tenía que pensar en una excusa para que Dan accediera a ir a la casa de Marucho.
Mientras tanto, Dan desayunaba muy triste, y su madre cuestionaba su disforia.
—¿Todo bien, Dan?
—Mis amigos saldrán de la ciudad, mamá. Estoy muy desanimado.
—¿En serio? ¿Incluso Shun?
—Sí; de él de quien más me sorprendió. Creí que ahora más que nunca la pasaríamos muy bien. Me prometió un regalo pero creo que no será hoy.
—¿De verdad? ¿Qué tipo de regalo?
—No preguntes, mamá. Es información confidencial.
—Bueno. Hijo, quisiera decirte que nosotros estaremos contigo, pero tu padre tiene mucho trabajo y yo debo ir a dar una clase de Yoga, pero te prometo volver a las seis, y haremos lo que tú quieras, Dan.
—Gracias, mamá. Pero las seis ya es muy tarde para salir.
—Mi hijo, me parte el alma verte así de triste. Lo único que puedo decir es -sacando algo de la cocina- Feliz cumpleaños, querido.
—¡Wow! Mamá, gracias -tomando el objeto envuelto- ¿qué es?
—Para descubrirlo debes abrirlo, Dan.
   El adolescente, muy emocionado, procedió a desenvolver el obsequio de su madre: un nuevo asiento de bicicleta. Pese a ser algo sencillo, el chico mostró una emoción impresionante y su primer acción fue abrazar muy fuerte y cariñosamente a su madre. Se sentía un poco reanimado por la acción de su querida madre.
De pronto, llamaron a la puerta.
—¿Quién es? -gritó Dan abriendo la puerta.
—¡Ay, querido Dan! No hay tiempo de explicar -tomó Julie el brazo del varón y lo condujo hacia la casa de Marucho.
—Creí que irían a ver a Klaus -afirmó agitado por el movimiento.
—Sí, estamos por salir, pero necesitamos que nos ayudes a mover algo. Por cierto, feliz cumpleaños, Dan.
—Gracias, Julie, abrázame apenas lleguemos.
—Eso haré. Démonos prisa.
Después de un par de minutos, Dan y Julie llegaron a la casa de Marucho, donde, al entrar, el silencio dominaba el ambiente. Dan no lograba oler lo que los peleadores estaban preparando, pero eso era justo lo que los chicos querían.
Apenas cruzando la puerta, los chicos saltaron y gritaron.
—¡Sorpresa!
—¡Wow, amigos! No puedo creerlo.
—Realmente te engañé Dan, como sea. Feliz cumpleaños -le decía Runo besando su mejilla.
—Muchas gracias, Runo. Hey, ¿de quién fue la idea?
—¿Y todavía lo preguntas? ¡Oh, los chicos son tan tontos! -decía Julie señalando a Shun.
—Claro, debí saberlo -exclamó Dan acercándose a Shun- Gracias.
—Te amo -dijo Shun en una voz airosa y frágil para posteriormente besar apasionadamente a Dan.
   Alice no pudo evitar sentir un vacío en su corazón al presenciar aquella escena, pero sabía que si Shun no estaba con ella, era aún más importante que estuviera cerca, en serio lo quería.
   Marucho salía de la cocina con una gran charola de pequeños bocadillos.
—Vaya, Dan. Eres afortunado al tener una pareja así. Tenemos tu comida favorita, tu color favorito, tu música favorita y podremos pasar todo el día juntos; sólo nosotros 6.
—Em, ¿qué hay de Joe? -preguntó Alice- Él también es un peleador.
—Ah, no lo menciones. Hablé con él antier cuando fui al mercado -refería Julie volteando los ojos- Y adivinen quién estaba con él...
—Pues ¿quién crees, Julie? ¿Qué otra que Chan Lee? Han estado juntos cada segundo de cada día desde que el ciclo escolar inició. Supongo que están aprovechando las tardes -contestó así Runo- Como sea, sé que podremos pasarla muy bien.
—Pero dinos tú lo que deseas Dan. Terminaremos de comer y después saldremos a donde tú prefieras.
—¿Saldremos? Entonces no fue una buena idea decorar el salón.
—Em, ¡pues eso dile a tu novio! -dijo Julie.
—¿Shun?
—Bueno, Alice y Runo me propusieron que debía personalizar tu fiesta a tu antojo, pero aunque hice una decoración que pensé que te iba a gustar, no se me ocurrió nada para complementar el entretenimiento, así que pensé que deberíamos comer en el salón y posteriormente salir a disfrutar del día. Tal vez quieras que vayamos al cine o podríamos ir a la feria o...
—Entiendo. Creo que es Perfecto; ¿les gustaría ir a nadar al lago?
—¡En otoño! ¡Casi invierno! -cuestionó Marucho- Nos vamos a congelar.
—Bueno, el día está Perfecto, soleado y con un poco de aire.
—De acuerdo, pero si me enfermo de hipotermia ustedes deberán darle una explicación a mis padres y...
—Marucho, deja la paranoia -lo interrumpió Runo- Es cumpleaños de Dan. Ahora comamos, me muero de hambre.
   Los chicos degustaban lo que Cato y Marucho habían hecho y la plática no cesaba, así como las risas por los relatos que todos compartían. Era como si todo lo bueno del pasado volviera al presente.
   Mientras todo iba pasando, Julie le solicitó a Shun que salieran al pasillo para hablar, a lo que él accedió.
—¿Qué sucede, Julie?
—Conseguí los condones que me pediste. No preguntaré qué hará cada uno, así que compré dos para hombre.
—Oh gracias, Julie. Apenas pueda te pagaré.
—No te apresures, pero no lo olvides por favor.
—Así será, gracias amiga.
   Los dos muchachos terminaron su charla y volvieran con los demás a continuar con el festejo. Todo iba tal cual lo había planeado; nada estaba fuera de su sitio.

¿Y si no cambiamos nada? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora