Miedo a perderte, pero también a amarte
Edward.
Bella estaba completamente dormida, la habitación estaba en la penumbra, giré un poco mi rostro encontrándome con el de ella, odiaba admitir que la había extrañado. Me estaba acostumbrando a ella y eso no era para nada bueno.
Suspirando me levanté de la cama, no podía dormir... mis pensamientos me aterraban, salí de la habitación, caminando a la sala, la casa de Bella era tan acogedora, me acerqué a la pequeña estantería que decoraba su sala de estar, tenía algunas fotos de ella con sus amigas, después tenía una foto con sus padres, su madre era igual a ella, sonreí un poco.
Me senté en el sofá, llevando las manos a mi rostro, mi cabeza comenzaba a doler, tenía tantas cosas en mi cabeza que necesitaba organizar.
Luego estaba Bella, haciéndome dudar de lo que sentía, no quería sentir esto, tenía en claro que sólo quería pasar un rato con ella, sólo eso... pero una parte de mí no quería alejarse de ella, no podía hacer eso. Aquellos tormentosos recuerdos volvieron a inundar mi mente.
Londres, 23 de julio de 2014.
Había comenzado a trabajar turnos dobles, pues quería darle lo mejor a Maddie, hacia un mes que nos habíamos comprometido, ella quería una boda mágica, inolvidable y hermosa, y yo estaba dispuesto a dársela, ella merecía todo.
Antes de llegar a casa, pasé por un ramo de rosas, quería sorprender a mi hermosa mujer, moría por ver su reacción, llegué a casa deseoso por verla.
La puerta principal no tenía llave, cosa que se me hizo demasiado extraña, pero no le tomé importancia, quizás ella había salido.
—Maddie, llegué— dije dejando el saco en el perchero, ella rápidamente salió de nuestra habitación con una bata.
—Creí que llegarías más tarde— sonrió un poco, acomodando mejor su bata, me acerqué a ella dándole un pequeño beso en los labios.
—Terminé antes, quería verte— sonreí, ella se veía nerviosa y no entendía por qué.
—Ya veo, yo también te quería ver— sonrió nerviosa, le extendí el ramo de rosas, ella las miró pero su rostro no expresó nada, fruncí mi ceño.
— ¿No te gustaron?— pregunté al ver que no cambiaba su expresión, seguía nerviosa.
—Son hermosas, gracias— sonrió un poco, dejándolas en un florero que reposaba en una mesa, la miré extrañado, no entendía que le pasaba.
— ¿Te encuentras bien?— pregunté acercándome a la puerta de nuestra habitación, ella rápidamente se paró frente a mí, impidiendo que entrara.
—Sí, sí... estoy bien, vamos a cenar— me jaló del brazo, guiándome al comedor, volví a fruncir mi ceño, esto era demasiado extraño, algo no andaba para nada bien.
— ¿Qué ocurre Maddie? ¿Por qué no quieres que entre a la habitación?— me solté de su agarré, ella simplemente negó dándome la espalda y sirviendo la cena en platos.
—No es nada, pero tengo hambre— dejó los platos en la mesa, sentándose me veía fijamente.
—Nada más iré a cambiarme de ropa— volví a caminar hacia la habitación, escuché como ella se levantaba con rapidez de la silla, sin importarme abrí la puerta y entré, la cama estaba destendida no vi nada fuera de lo normal, entré al armario buscando un poco de ropa más cómoda, Maddie no había entrado, iba a dirigirme al baño cuando vi que en el piso de la habitación había ropa tirada, sentí como mi corazón comenzaba a acelerarse en mi pecho.
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Yours
FanfictionLo que había hecho estaba mal, pero ya no tenía vuelta atrás, Edward Cullen me atraía... y lo que había pasado entre nosotros provocó que todo esto fuera más allá... sin haberlo planeado o tan siquiera esperado, todo había cambiado.