~*~ Vida acabada ~*~ ✔︎

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-2016-


Me despierta el insoportable hedor a humedad, era malditamente desagradable pero ya mi mente estaba acostumbrada a despertarse de esta forma, sé que mi nariz nunca lo hará y yo mucho menos. Creo que tener presente el hecho de que no puedo poner mis ideas de que mi vida cambie muy en lo alto ayudan un poco a acostumbrarme.

Mi cabeza late descontrolada y mis ojos pesan bastante, sabía ayer que mezclar tanta droga y alcohol no traería nada más que asco y un dolor terrible en todas mis extremidades hoy, obviamente no iba a dejar de sentirme bien y olvidar mi vida de mierda por unas cuantas horas por preocuparme de mis dolores futuros y evitar estar hecha mierda al otro día y es que.... ¿Cuál es la diferencia si todo el rato estoy hecha mierda? Mi vida no vale más que eso: mierda, mierda y más mierda, ni de coña iba a malgastar un buen rato de diversión y alergía por no estar en mis cinco sentidos.

Trato de moverme y siento un fuerte dolor en mi entrepierna y solo eso hizo darme cuenta del idiota que está tumbado a mi lado en la cama, del cual ni puta idea tengo de quien es por cierto, igual, no es primera vez que me pasa así que no le doy importancia y dejo que siga durmiendo plácidamente.

Me levanto a duras penas y me encamino al "baño" —si, baño entre comillas, al final del minibar abandonado que tengo como casa, en el patio una tubería partida que no para de gotear me sirve como lavamanos, al menos puedo lavar mis manos y cara y enjuagar mi boca con las gotas que caen. La verdad me importa poco de donde provenga el agua; lluvia, acueducto, o si podría estar infectada, dicen por ahí que lo que no te mata te hace más fuerte, y, si me mata, pues me hace un favor. Obviamente la poca agua que sale del tubo no sirve para tomar un baño decente, por lo que recurro a que la naturaleza me ayude con mi aseo, las lluvias que tantos consideran odiosas y antojadas para mi son un lujo que no me puedo dar todos los días. —

Doy gracias a quien tenga que agradecer — a quien diseñó el lugar por supuesto — por los muros de tres metros que tapan toda vista a la calle o de esta hacia el patio-baño, al menos gracias a esto no tengo que exponer parte de mi cuerpo al que pase.

Luego de mojar un poco mi cara y mi cuello pongo mis dos manos juntas bajo el tubo que gotea débilmente y espero paciente hasta que desborde agua de mis manos, la llevo con cuidado hasta mi boca, la paso de un lado a otro dentro y luego escupo.

Mi garganta duele horrores, mi cabeza aún da vueltas y mi zona arde muchísimo, no tengo ninguna duda que el sujeto que está en mi cama es una bestia y no me refiero en el buen ámbito, ni siquiera recuerdo si follé con el por dinero o sólo me dejé llevar por el momento y la maría.

Conservé mi posición — cuclillas — aún frente al tubo por un tiempo y cerré mis ojos con fuerza, como si eso fuera a quitar de un momento a otro mi mareo y aturdimiento.

El estruendo de mi estómago rugiendo es lo único que se oye en los alrededores, o más bien, en lo único que se concentra mi cerebro y oído.

"Hora de la cena"

No como en días, tal vez ya hace una semana, no se, la buena comida la veo rara vez y creo que ya es hora de darle el gusto a mi estómago. Mi paladar no ha degustado nada decente en un buen tiempo y cuando pasa tanto tiempo sin comer a veces me he visto en la penosa —y asquerosa más que nada — situación incluso de matar ratas y comerlas, cuando tú vida está en juego y tu estómago pide y pide créanme que no se anda con gustos refinados o idioteces como la elegancia, si, he tenido que comer hasta ratas... ¿y que? No es algo de lo que me jacte pero yo ya no vivo, esto de ninguna manera puede ser vida, esto es supervivencia
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