10. El patronus

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La nieve comenzó a derretirse cuando el año nuevo hizo su paso, Isabelle había recibido una carta de parte de su madre respondiendo a la que le había enviado, las respuestas no estaban en ella mas le dijo que en cuanto se vieran estaría dispuesta a contestarle sus preguntas, o al menos algunas de ellas. Aquello la calmó un poco y se permitió volver a su estado habitual en el que su mejor amigo era una criatura del bosque o bien el gran hipogrifo que custodiaba la pequeña casa ubicada en los terrenos de Hogwarts.

Le molestaba el hecho de que Harry había estado evitándola después de soltarle semejante noticia, Isabelle quería saber de dónde había sacado aquella información para decidir si en realidad debía creerle o no, pero tal parecía que él no tenía interés en dirigirle la palabra y su orgullo no le permitía ir a rogarle por su amistad, entonces decidió por completo que esperaría a las respuestas seguras de su madre. Las clases retomaron su rumbo y la niña pelirroja se vio aprisionada entre montones de tareas y ensayos en rollos de pergaminos casi tan largos como su altura, se había dado cuenta que aquel semestre iba a ser mucho más duro que el anterior debido a que los exámenes estaban más cerca.

Se encontraba en la biblioteca intentando escribir su ensayo para herbología, poco o nada sabía sobre el acónito y sus usos, pero tenía que llenar un pergamino de cuarenta centímetros en el que apenas llevaba unos pobres cinco, tal fue su suerte que cuando por fin tuvo ideas para redactar movió el brazo cerca del recipiente de tinta haciendo que todo se derrame en el papel, su frustración fue tanta que soltó un grito de angustia haciendo que Madame Pince le dirigiera una mirada molesta, con unos ojos de disculpa se dispuso a limpiar el basurero que había hecho hasta que escuchó una pequeña risa detrás de ella.

—Veo que no estás teniendo un buen día, ¿puedo? —habló el profesor Lupin y ella asintió mientras apuntaba su varita a la mesa— Tergeo.

Después de aquella palabra la mesa no tuvo ni un solo rastro de tinta y ella suspiró de alivio tomando una nota mental sobre aprender ese hechizo que le vendría bien el resto de su vida.

—Gracias —dijo aún viendo su tarea manchada— ¿alguna posibilidad de que también pueda hacerlo en esto?

El profesor rió y negó con la cabeza.

—Me temo que vas a tener que empezar de nuevo —dijo tomando el pergamino para examinarlo e intentar leer lo que antes había escrito— aunque creo que no habías avanzado mucho.

—No —contestó culpable— pero es que no puedo concentrarme, ¡solo quiero terminar e ir a ver a Markian!

—¿Markian? —preguntó mientras intentaba recordar si alguno de sus alumnos se llamaba así.

—¡Sí, el hipogrifo que está ahí afuera! —respondió animada— cada tarde voy a visitarlo, no quiero que esté solo.

Remus sonrió después de sus palabras incluso cuando había pensado que por fin había hecho amigos, según Carina aquello era algo que le preocupaba sobre su pequeña y la soledad en la que se encontraba desde el inicio de clases era algo que le estrujaba el corazón a los tres amigos.

—Bueno, creo que puedo ayudarte con la tarea —ofreció— tengo algunos libros en mi oficina si te apetece ir y así podrás terminar más rápido para ir con el hipogrifo.

—Se llama Markian —respondió mientras recogía sus cosas al aceptar su propuesta— espero que sepa de plantas, profesor Lupin, porque si no estaremos en problemas.

—Estoy casi seguro de que su nombre es Buckbeak —respondió primero y se dirigieron a la puerta de la biblioteca— y en cuanto a las plantas, ya nos arreglaremos.

Durante el camino, Remus pudo captar varias miradas dirigidas hacia él y gracias a sus inseguridades, por un momento creyó que era porque habían descubierto su mayor secreto, pero no pasó mucho para que se diera cuenta de que en realidad aquellas miradas eran dirigidas a Isabelle y entonces comprendió a lo que Carina y Sirius se referían con la carga que la pobre criatura estaba soportando por una injusticia, pronto se dio cuenta de que ella sabía sobrellevarlo o bien fingía que eso no le afectaba en absoluto; para no averiguarlo, apresuró su paso y le dejó entrar a su despacho en donde ella tiró sus cosas para poder empezar con su tarea.

Harry tiene una hermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora