El relato que nos presenta este texto del evangelio nos presenta a un hombre rico que tenía un administrador, al dueño de los bienes le había llegado denuncia de que el administrador derrochaba sus bienes por tal motivo el dueño le dice al administrador te voy a despedir ponme los libros en orden, cuando lo normal es que lo despida primero y luego revisar los libros, ese dueño es Dios y el administrador somos cada uno de nosotros y cuando nos muramos es cuando nos van a pedir cuentas de ¿cómo hemos administrado una familia?, administrado un trabajo, una casa, un negocio. El administrador al ver que lo iban a despedir y los trabajos que podía encontrar era trabajos pesados y por su edad no tenía las fuerzas para realizarlos se ideó que con los recibos que tenia de los deudores del dueño bajar los valores de estos recibos haciendo recibos falsos. "Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.
Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas." Lucas 16, 8 – 9. El amo felicitó al administrador injusto por la astucia con que había actuado, con lo que hiciste ahora toda esa gente te va a querer, a mí me robaste. Dios como "señor", quien ha puesto las riquezas de la creación al servicio de los hombres, y nosotros solamente somos administradores que un día debemos dar cuentas de nuestra actuación. Todo lo que sea acumular riquezas es una injusticia, una falsedad. La parábola no se detiene en juzgar las maniobras de este empleado, a todas luces inmorales. Sin embargo, hay algo muy interesante que nos cuesta entender. Es el comentario que el evangelista pone en boca de Jesús que tiene la intención de manifestar la injusticia que subyace en la riqueza que no cumple una función social. Esta es la "astucia" del administrador que ha descubierto otra función del dinero, ganar amigos y ayudar a los necesitados que dependen como él del Señor. Lo poquito que tengamos si lo compartimos se multiplica y si lo escondemos se nos pudre, el mundo nos dice que tenemos que acaparar bienes sin importar las necesidades de las demás personas para tener un futuro más seguro, mientras que el cristiano considera que su propiedad y todo lo que tiene es un regalo de Dios, aunque sea fruto de su trabajo ¿quién le dio fuerzas para trabajar? todo lo que recibe el cristiano es don de Dios, el don que tu recibes de Dios es para compartirlo con los hermanos, porque así lo recibirá Dios en el cielo cuando usted se muera y no es por ayudar a los flojos porque en la biblia en 2 Tesalonicenses 3, 10 dice "el que no trabaje que no coma" pero hay gente que no es floja pero necesita ayuda como los ancianos, San Ambrosio decía "el abrigo que te sobra es el abrigo del que muere de frío, los zapatos que te sobra son los zapatos del descalzo, la comida que se tira de tu mesa es la comida del hambriento". La cantidad de bienes que tu tengas no te producen un nivel mayor o menor de felicidad a la hora de la verdad porque hay personas que tienen muchos bienes, dinero y son infelices en cambio hay personas que tienen poco y son felices, tenemos que esforzarnos por tener una vida de acuerdo a las enseñanzas de Jesús que podemos encontrarlas en la biblia.
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Reflexiones Cristianas
SpiritualQueridos hermanos este libro de reflexiones lo hago con el fin de expresar mi punto de vista de los diferentes mensajes que Dios nos tiene a nosotros en la biblia y predicar la palabra de Dios acepto criticas constructivas y cualquier duda la respon...