Capítulo final parte 2

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Narrador omnisciente
-No se va a detener- murmuraba Jaredith al ver como la cordura de Norte, había desaparecido. El supremo líder había aceptado liberar aquellos sentimientos que quemaban el alma con una sola razón. Así liberar a su pueblo, la ciudad celestial del ejército de Amadeus.

-¿Tienen algún plan? - era Feus viendo como Norte acababa con las criaturas oscuras que estaban a nada de romper el domo de la ciudad celestial.

-Si se fijan, solo esta atacando a las criaturas que están atacando a sus creaciones y a la ciudad celestial. - Sebastián estaba sorprendido de su jefe, como desplegaba sus técnicas de combate. Jaredith refugio más a Mateo en sus brazos.

-No hay nada que yo pueda hacer por esas criaturas que están aquí -hablaba Kal, viendo con mucho dolor como moría su gente. -Ellos decidieron estar aquí, pero aún hay esperanza para sus hijos y descendientes.

-No se va a detener, cuando termine con ellos vendrá por nosotros - hablo Dereck Weisz, reconociendo lo que estaba pasando Norte - conozco esa sensación, cuando el demonio mayor me poseyó, intente destruir a algunos oscurus, cuando acabe con los que estaban a mi vista, te sigues quedando con ese frenesí y termine matando a 15 lobos de mi manada, que vinieron a buscarme.

-No va a ser así - limpiándose las lágrimas- se quien puede ayudar a Norte, traten de contenerlo cuando acabe con esos hombres sombra - Miro a Kal - necesitó que me lleves a Athikus.

-Sabes que mi pueblo está en deuda contigo- comentó Kal.

-Dame al pequeño Mateo, yo lo cuido Jar - decía Sebastian -Anda confía en mi, Norte te necesitará.

Jar con lágrimas, le entregó su hijo a su compañero- Tú papá va a estar bien, ya lo veras.

En el domo, Keh estaba atento a los movimientos del arcángel como
se lo prometió a Norte aquella noche que estuvieron frente a frente. Le hizo prometer al espíritu del antiguo gobernante, que la ciudad celestial tendría que estar a salvo. A cualquier costo.

Norte necesitas detenerte, le hablaba el antiguo gobernante.

-Un poco más Keh - le  hablaba a la persona que habitaba en su interior -aún necesito limpiar la ciudad de ellos.

Observó su próximo objetivo, ahí estaba la ex suprema líder. -Ahora si es el momento Shel -quedando frente a ella, Shel sonrió de lado.

-Sobrino hasta que al fin vienes a mi - dejando que Fary siguiera peleando con Hazel.

-Al momento de que mataste a tu propio hermano mayor, deje de ser tu sobrino.

-Me recuerdas un poco a tu padre - acercándose a él acariciando su armadura plateada - sientes el dolor, esa sensación que te comprime el pecho. Que te asfixia, que quieres liberarlo, ese fuego que va quemando cada uno de tus sentimientos - se acercó al oído - vamos Norte, eres un buen líder y está ciudad no te comprende. Nosotros si, Raguel nos está esperando en la tierra.

Norte estaba experimentando esa sensación que mencionaba Shel, pero no era nueva para él. Solo que ahora era más fuerte, era imposible de controlarla. Observó a lo lejos a su amiga Hazel siendo ayudada por Zadquiel, junto con su hijo.

-Mamá - gritaba James al mismo tiempo que emprendía vuelo y tomaba del cabello a Fary -Aléjate de mi mamá.

-¿Te encuentras bien hermosa? -preguntaba Zadquiel besándola abrazándola, segundos antes él le había encajado su espada antes de que ella se lo encajara a Hazel.  El escuadrón A6 junto con su líder Dereck Weisz tomaron a Fary antes de que huyera.

-¡No! Suéltenme - gritaba Fary - es tu culpa Hazel, por tu maldita culpa estoy así. Tuviste que cruzarte en mi camino y quitarme todo lo que por derecho me correspondía. Eran mis padres, era mi futuro me lo arruinaste.

-No Fary - decía Hazel refugiada en los brazos de Zadquiel, al mismo tiempo que cargaba a su hijo mayor y lo refugiaba en el hueco de su cuello - tu sola decidiste tú camino, entraste al juego que te ofreció Amadeus, manipulaste a Zadquiel muchos años y envenenaste a un mi hijo para que se pusiera en mi contra. No te deseo mal, solo espero que recapacites todo lo que has hecho y te des cuenta de tu error.

Norte miraba con una sonrisa esa escena, teniendo así el suficiente valor para sacar una pequeña navaja y encajarse la en el pecho a su tía Shel - Antes prefiero morir- tomando del cuello a Shel, robándole así su último aliento de vida.

Regreso al suelo y tal como Weisz explicó ya no había más aliados de Amadeus que derrotar. Esas criaturas habían sido desterradas y destruidas, ,por  el escuadrón celestial, los terrenales junto con sus respectivos guardianes, a las duplicas de las criaturas que había hecho Norte y a él que contribuyó a la muerte de varias.

-Están a salvo- fue todo lo que dijo antes de que el frenesí lo consumiera todo, Keh lo inmovilizó sintiendo como el frenesí de extendió a todo el cuerpo. Norte cayó al suelo, sus gritos eran desgarradores. Su cuerpo gritaba por algo de paz, pero era imposible. Lo único que en su mente apareció fue la imagen de su mujer.

Jar estaba analizando la situación -No tengo opción -Kal asintió.

-Es la única manera de llegar a la ciudad celestial -Kal saludó a Azura con una sonrisa. -Hace tiempo que no te veía hermosa - la hadita se sonrojó. Jaredith suspiró agarrando valor y se subió a uno de los dragones que aún quedaban en Athikus al servicio de la familia real de Keh.

Jar tomó a Azura, si algo habían demostrado las criaturas de la Luz era su capacidad de dar consuelo a los de corazón lastimado -Norte nos necesita a las dos  -comentaba la hadita limpiándole las lágrimas a Jaredith - note a Norte distinto desde esa vez que te encontró aquí. Lo noté más alegre, con una sonrisa. Quizás yo habré influido en su corazón para que se alejara de los sentimientos negativos, pero tú has sido su bandera en todos este tiempo.

-Espero que no sea muy tarde - mientras volaban a por los cielos de la tierra,  Jar trataba de clamar su angustia y dolor hablando con la Diosa Luna.

Al llegar a aquella estrella que surcaba todos los cielos de la tierra, donde se encontraba la ciudad celestial, observó toda la masacre que se vivió, muchos soldados del escuadrón muertos, criaturas salvajes también muertas. Un hedor a muerte y sangre dejo Amadeus sobre esta ciudad.

Hasta que llegó a sus oídos los gritos desgarradores de Norte, estaba sufriendo. Observando humo, Norte se estaba quemando, las llamaradas comenzaron desde la punta de sus alas. Ya que decidió que el fuego que lo estaba alimentando lo lastimara a él y no a su ciudad ahora pagaba las consecuencias.

—Amor - dijo Jaredith acercándose a él, pero Zadquiel la detuvo -suéltame ¡Norte! - gritaba con el corazón en la mano, el terrenal la abrazo más dejando que se desahogara. El arcángel abrió los ojos al escuchar la voz de ella y vio a Azura frente a él.

-Azura - decía él con lágrimas en los ojos, las cuales de secaron rápidamente por las llamas que lo estaban envolviendo. - Ya he terminado mi misión, la ciudad celestial está a salvo de Amadeus, la muerte de mis padres ha sido por fin resuelta, mis compañeros ya están descansando en paz, la Pangea tiene un nuevo líder.

Norte observaba a su hijo y a su amada con lágrimas en los ojos.

-Tú decides cuando termina tu misión Norte- decía la hada tratando de darle consuelo. Norte sonrió de lado sintiendo como su corazón empezaba a latir más lentamente.

-Me enseñaste lo que en esta ciudad nunca aprendí Azura, me diste la oportunidad de amar - viendo a Jaredith y su hijo Mateo- de proteger - viendo al escuadrón de ángeles, sus terrenales y guardianes - de ponerme en el lugar de otro - observando a Hazel -yo no lo sabía, pero comencé a vivir desde que tú me rescataste de ese lugar.

FIN

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Aquí termina esta historia, quiero agradecer a todos los que estuvieron conmigo apoyándome.

Hoy concluyó un libro y que vengan los que siguen.  Porque aún no he terminado de unir todas las piezas de rompecabezas.

No se pierdan el epílogo.

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