56°

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Charlie retrocedió y sus piernas se vencieron, cayó de rodillas y se cubrió la boca mientras las lágrimas se derramaban por sus mejillas ante la impactante escena frente a sus ojos. Alastor había sido derrotado, pero era mucho más que eso. Esos dos monstruos habían destrozado cada centímetro de su cuerpo y habían desgarrado su carne de una forma cruel e inimaginable. A aquel Alastor que siempre les sonreía a todos, que se portó tan extrañamente amable hacia todos los miembros del hotel y que los ayudó tanto a pesar de dudar de sus intenciones.

Ella no pudo procesarlo ni tuvo la capacidad. ¿Cómo podía llegar a existir tanta crueldad y locura en ese mundo, tantas ansias de aniquilar y destruir? A pesar de que se trataba del infierno, le era inentendible creer que existían seres que no tenían ni una pizca de compasión por nada ni nadie.

Pero ese era su mundo.

Tenía que asumirlo, debía asumir que existían pecadores que no podían contar con algo bueno. El solo pensamiento la rompió tanto, que se nubló de sufrimiento y de pena.

Por su parte, Angel avanzó a paso lento hacia la cruz de madera. Con los ojos bien abiertos por el shock emocional y temblando a más no poder. No era posible. Sencillamente no era posible que eso estuviera sucediendo. Se negó a creerlo, se negó una y otra vez a creer que Alastor...

Vaggie fue la primera en entrar en razón, con su lanza se atrevió a colocarse frente a su pareja y a observar con una gran furia a aquellos dos demonios que estaban amenazando su vida. Era un momento crítico y devastador, pero debían hacer algo para no terminar peor que el demonio radio. Y tenían las de perder absolutamente, pero... Defendería a Charlie con uñas y dientes si era necesario para que ella pudiera escapar de las despiadadas garras de esos sujetos.

Vox colocó sus manos en su cintura y sonrió mientras su pantalla daba un brillo de colores azules con mezcla de tonos oscuros. Se atrevió luego a apuntar a la princesa del infierno, quien aún totalmente afectada al ver a Alastor, ni siquiera pudo entrar en razón y comprender el enorme peligro en el que estaban.

El siguiente será el maldito imbécil de tu padre, querida. Estoy esperando a que llegue a rescatar a su frágil princesa. O podría acelerar las cosas y hacerte un poco de daño para que se apresure. Lucifer es solo un estorbo.

Velvet rio con entusiasmo a su lado y se acercó a paso lento al igual que el demonio TV, masacrar a una demonio como Charlie sería de lo más fácil. Era increíblemente débil a comparación de sus padres y al resto de la realeza del infierno, era una pobre bebé asustada y atrapada en un infierno que iba más allá de su compresión, porque no había vivido ni experimentado las peores cosas de aquel lugar tan cruel y desalmado, no había visto ni la mitad de lo que se trataba ese mundo.

Vaggie se armó de valor y no dudó en adelantarse para protegerla con su cuerpo, era un todo o nada. Existía ese riesgo y lo había asumido desde que supo que iban a enfrentarse a ese par de desquiciados. Con sus largos y grisáceos cabellos al viento, apuntó su filosa lanza contra ambos y su gran ojo de demonio brillo en rojo rubí, apretando la extensión de su arma con fuerza y decidida a arriesgar su vida con tal de salvar a la rubia.

Aléjate de Charlie.

Sentenció con la sed asesina de un digno demonio pecador y con una voz fuerte y clara. No titubeó para dar pelea, apretó sus dientes y quiso protegerla con todo lo que tenía a pesar de que sabía que iba a morir en esa batalla. Pero atrás de ella, los sollozos y los lamentos de Charlie frenaron súbitamente. Vaggie la observó de reojo, preocupada por su quiebre emocional y por lo mal que se encontraba. Bajo su sorpresa, la rubia caminó a su lado con la mirada baja y con sus lágrimas aún desbordándose de sus ojos.

Don't call me angel [ RadioDust ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora