Cómo si no nos hubiéramos conocido

61 6 0
                                    

El amanecer llegó más rápido de lo que la pareja dormida hubiera querido. El primero en sentir los rayos del sol en su rostro fue Jimin, pero se negaba a la idea de abrir los ojos, no quería despertar y pensaba que cuanto más tiempo tuviera los ojos cerrados, más tiempo podría disfrutar de la calidez del pelicastaño a su lado. Suspiró cuando sintió el cuerpo del más alto moverse levemente y deseó volver a dormirse, pero debía despertar de ese pequeño sueño y volver a su realidad, una realidad donde Jeon Jungkook no estaba incluido.

La sencilla idea lo hizo estremecer y las ganas de llorar volvían a invadirlo, pero el castaño lo acurrucó con fuerza en sus brazos y se quedaron así por unos largos minutos hasta que finalmente el pelirrosa decidió ser el primero en romper la pequeña burbuja en la que estaban. Se sentó sobre la manta rompiendo el abrazo y dirigió su mirada cansada a la del castaño. Los ojos de Jungkook estaban oscuros, Jimin casi podía sentir como perforaba su propia alma y entonces entendió lo que antes no podía entender cuando lo miraba, entendió que el menor guardaba un gran dolor dentro de él y que la única cura para aquello era la presencia de Jimin en su vida. Y eso solamente lo hizo sentir peor, no podía ser la cura de su amado y lamentablemente solo era su mal.

Jungkook notó que Jimin estaba por ponerse a llorar una vez más y elevó sus manos hacia las mejillas del mayor, acunándolas y dejando leves caricias allí. El pelirrosa cerró sus ojos dejando que la calidez de las manos del castaño le transmitiera paz y luego movió su cabeza para depositar besos en las mismas. El más alto de los dos dejó que se le escapara una corta risa ante la acción del mayor quién, al notar aquello cambió los besos por suaves mordidas. Ahora era el mayor quien se reía ante la expresión del castaño.

- Deberías saber cuál es el límite de mi contención Jimin-ssi- Dijo con una sonrisa burlona.

- No seas aguafiestas, se supone que en esta huída no deberías contenerte. - Lo provocó y Jungkook negó riendo.

- Será mejor que vayamos a comprar comida ya que posiblemente sea la última. - Mencionó lo último con gran tristeza pero rápidamente se puso de pie para que su compañero no se sintiera mal.

Jimin no protestó cuando Jungkook lo tomó de la mano ni mucho menos cuando lo guió lejos del edificio donde se encontraban. Cuando reaccionó, estaban dentro de un supermercado y el más alto estaba llenando el carrito de cosas para realizar un picnic. El pelirrosa no quiso preguntar demasiado y solo ayudaba al castaño a seleccionar lo necesario y una vez que pagaron se fueron a un lugar que, según el menor, era su escondite secreto.

Luego de bajar del bus, caminaron muchas calles hasta que llegaron a un nuevo edificio. Jimin le preguntó que era ese lugar y Jungkook solo le pidió que esperara un poco y lo acompañara. El pelirrosa trataba de recordar, pero nunca había ido a ese sitio, así que solamente seguía al menor con muchísima curiosidad. Pasaron por un callejón y se toparon con un muro, el cual Jungkook cruzó subiéndose a dos cestos de basura. Jimin, por más que no entendía donde estaban, se rió de la ternura que le causó que "el escondite secreto de Jeon" sea realmente un escondite, así que sin quejarse siguió los pasos del más alto hasta que cruzó el muro y finalmente, cuando sus dos pies estuvieron del otro lado, se permitió apreciar la vista frente a sus ojos.

Era una especie de patio trasero de una casa abandonada, pero estaba abierto y se podía ver mucho de Seúl allí. Jimin lo miró sorprendido y el castaño le hizo una seña para que lo acompañara, comenzó a escalar un árbol alto que estaba justo en frente y se sentó en una pequeña repisa, estiró su mano ayudando al mayor a subir y una vez sentados allí pudieron ver a la perfección toda la ciudad. Volteó a mirar al menor buscando una explicación y éste sonrió

- Creo que hice muchas cosas locas en la adolescencia con tal de escapar del club de futbol al que me obligaban a ir. Me había peleado con el entrenador, entonces comencé a caminar sintiéndome enojado, llegué aquí. El muro llamaba mi atención porque no tenía ningún dibujo, y eso me decía que era una zona completamente deshabitada. Me pregunté que habría del otro lado del muro, así que me arriesgué y lo salté incluso si detrás no encontraba nada más que baldío. - Sintetizó lo más que pudo.

ATARAXIA - KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora