• Capítulo 84 •

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Sarutobi Amaterasu.

Estaba segura que el fuego le había quemado la lengua a ese camaleón pero parecía no haber recibido ningún daño, lo que me confundía más. Había un secreto detrás de todo esto y lo iba a descubrir.

Retomé mi parar para formar una vez más otros sellos —Katon: Gōkakyū no jutsu—. nuevamente liberé una bola de fuego hacia el camaleón que no se movía para esquivar o contraatacar mi jutsu, solo se quedó parado sobre sus cuatro patas mirando fijamente la bola de fuego.

Y por arte de magia este desapareció del lugar sin dejar rastro —¡¿Lo absorbió?!— cuestioné sorprendida por como había absorbido mi técnica, era la primera vez que veía algo así, jamás había escuchado de una técnica que fuera capaz de absorber jutsus.

Eso quería decir que no podía usar ninjutsu y genjutsu con el, tenía que haber una forma de derrotarlo. El ave paso volando unos metros sobre mi cabeza dejando caer dos huevos más.

Por medio de mis reflejos recogí rápidamente el tantō del suelo para concentrar un poco de chakra en el, ya que no me quedaba mucho. Cuando el arma se tornó de un leve azul claro le prendí fuego.

Sujetando el tantō con las dos manos, corrí un poco hacia mis huevos calculando la distancia me detuve de golpe haciendo que un poco de polvo se elevará sobre mis pies, abriendo un poco ambas piernas por los laterales y separando mi brazo izquierdo del arma hice un movimiento rápido con el tantō hacía el huevo explosivo.

Di un corte al aire con el arma lo que hizo que el fuego que tenía en ella saliera volando por los aires en una especie de línea ardiente para ir hacia ellos. Cuando chocaron estos explotaron en los aires y no cuando tocaron el suelo.

Mi respiración estaba aumentando de tono y velocidad casi no me quedaba chakra, usar seguido el Higasa no Mai¹ desgasta mucho chakra, aún no he dominado a la perfección mi propia técnica. Se supone que era una técnica que solo requiere de un sello pero al no tenerla completa tengo que hacer más sellos de lo usual.

Caí arrodillada sobre los escombros, mis manos tocaron el suelo para llevar todo el peso a ellos y recuperar un poco de aliento. No creí que estás invocaciones fueran difíciles de derrotar. Me arriesgaría a usar el sharingan y así esquivar fácilmente los ataques pero si lo hago me quedaré sin chakra y seguramente moriré.

Tenía menos de la mitad de chakra así que debo idear un plan rápido. Miré a las dos invocaciones que me tenían rodeada por los cielos y el suelo. Apreté el cierre de mis ojos unos momentos y después los abrí, mis kamas estaban lejos y las únicas armas que tenía eran unos kunais, el tantō y dos papeles bomba.

El camaleón es el más peligroso por tener un camuflaje, absorber técnicas y usar esa enorme lengua. El ave solo lanza huevos explosivos y usa ese gran pico.

Analizando la situación de qué no puedo usar técnicas con ellos un plan llegó a mí cerebro. Devolví el tantō a su funda trasera para despojarme de mi abrigo lanzandolo al aire casi a mi altura para bloquearles un poco la vista a esos animales y así crean que desaparecí, rápidamente me escondí bajo los pedazos de madera y cemento.

Sacando un papel bomba lo até al kunai y escondida entre los escombros lo lancé al camaleón haciendo que llegará a su ojo morado y explotará en el. Por el susto nuevamente se hizo invisible y usando su lengua mandaba a volar miles de restos de casas y edificios destruidos.

Rápidamente activé mis sharingan de dos aspas y busqué el camaleón por medio de su chakra —Dos metros—. calculé la distancia entre el y yo. Saliendo de mi escondite el camaleón me miró para usar su gran lengua y golpearme con ella.

El silencio de un secreto | Uchiha MadaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora