Cactus en desesperación

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Se ha ido... Ella se ha ido, estuve sentado en la cama casi media hora, cientos de pensamientos por segundo, esperando a que volvieras, un arrojo cerca de mi casa era lo único que desafiaba el sonido en mi habitación, y llegaron sus mensajes... Ella no quería saber nunca más de mi. me agobiaba la idea de no volver a ver su hermoso cabello o su sonrisa, su mirada, pensaba muchas cosas, realmente me dolió haberla visto salir por esa puerta, no se fue sola, se ha llevado todo de mi, absolutamente todo.

Empecé estando en la colina de la melancolía, descuidado por la vida que llevaba, sin un motivo, sin nadie que me hiciera pensar tan abiertamente, hasta que la vi, en un pasillo de la universidad, me fascinó su cabello, pero, ¿Cómo intentas expresarte con alguien a quién sólo has visto una vez? ese día aprendí que no es el primer beso el que enamora, sino la primer mirada, entonces caminé detrás de ella, me sentí totalmente invisible, no sabía que la observaba, mucho menos con tanto deseo.
Como de costumbre, te enamoras de unos cuantos rasgos y lo olvidas en un par de horas, parece que fuéramos masoquistas por naturaleza, el daño mental que nos hacemos pensando en otras personas no es bueno, mucho menos cuando te obsesionas, es como subir por una escalera donde cada escala la pone ella a su gusto, no sabes hasta donde llegarás, no sabes en que momento caerás, lo seguro es que en algún momento sentirás el golpe, y la decepción te inundará. Aún así me dio igual y me dije a mi mismo.

-"Si tienes la más mínima posibilidad en algún momento, no podré desaprovecharla"

Si la vida es buena en algo, ten por seguro que es en sorprenderte; llegó el día, me he topado con su perfil en Facebook, se llama Camila, es una dicha admirar una imagen de una mujer que te hace desearla sólo con su mirada, ella es turbia, da mucho de que opinar.
Fue ahí cuando decidí hablarle, conocerla un poco más.

Intenté ser gracioso, estaba bastante convencido que para iniciar una conversación con ella, debía de sacarle una sonrisa y al mismo tiempo intentar ser romántico, así que le envié un piropo cómico, con un toque de odio sarcástico hacia un ex presidente, el cual odiábamos en común, recuerdo que decía

- "Estás paraco merte a besos"

-  Jajaja con esos piropos, enamoras a cualquiera.

- Eres muy hermosa, pero un poco enigmática -le dije-, intentando poner la conversación interesante

- ¿Cómo que enigmática? -dijo ella-, sabía que estaba confundida, es raro escuchar esas palabras de un total extraño.

- No sé, parece que tuvieras muchos misterios - añadí-, ansioso por su respuesta.

- Y ¿Por qué no empiezas a averiguar más sobre esos misterios?

Ese fue mi pase, nunca pensé que fuera así de fácil, sabía que hacía las cosas bien, pero, no fui yo sólo el que entró en ésta sinfonía agridulce, ella se sumergió conmigo aquel día, no es algo que deduzcas, es algo que se siente, en palabras, y aún así lo lograba sentir, la forma como se expresa, como escribe, es increíble, algo que nunca verás en otra persona.

Desde ese día hablaba con ella día, tras día, cada vez era más interesante, e inconscientemente hacía crecer esa llama de deseo mutuo que habitaba junto a nosotros; ella es una mujer muy compleja, sin estereotipos, no puedes definirla, mucho menos compararla con algún estilo femenino, ella es única.
Poco a poco seguí conociendo de ella, una amante de los gatos, con muy buen gusto musical por el rock, proveniente de una familia humilde con una riqueza excéntrica en belleza me cautivó, con el tiempo me di cuenta que ella sentía un amor indefinido por las letras y su capacidad para unirlas y hacer los mejores versos que pudieras leer, ella te anonada con un par de líneas, te deja pensando o te mete en su mundo, siempre sabe como hacerlo.

Hablamos demasiado, a cada hora del día, ya no era algo que quisiera saber, ya era algo un poco más comprometedor, No sabía cuando nos veríamos y quería impresionarla, era un jueves, un día de esos aburridores, con un calor abrumador, dí la vista hacia la ventana de mi habitación y vi un par de montañas, así que me destiné a preguntarle

- ¿Te gustan las flores?

- Me encantan los cactus, las rosas de color rosa o las margaritas, -respondió

- ¿por qué los cactus? -Pregunté intrigado, -es raro un cactus como primera opción.

- Los veo como sobrevivientes, todo lo hacen por ellos. -añadió, -me estás enamorando.

- ¿En serio? ¿Por qué lo dices? -respondí rápidamente-

- Nunca antes me lo habían preguntado.

Justo en ese momento me sentí único, creí que mi papel lo estaba haciendo muy bien, aunque me sentía un hipócrita, yo estaba en una de las peores fases de mi vida, estuve lleno de crisis existenciales y problemas, y aún así, cada vez estaba más interesado por saber más de ella, no me importaba nada, sólo quería conocer su mundo.

Es ella una mujer con ideales muy libres, descomplicada y sencilla, vive en una casa a pocos kilómetros de la sociedad, era difícil vernos para charlar un par de horas. Sabía que ella debía venir a mi pueblo cada domingo a ayudarle a su familia con el pago semanal de sus trabajadores, y uno de esos días me digné a regalarle algo. No quería que fuera algo comprometedor, era tal vez muy rápido, pero, si quería darle algo en qué pensar.

La semana terminó, el día llegó, estábamos en agosto, y hacía un calor insoportable, decidí comprar un pequeño cactus, meterlo en una pequeña caja rodearla de caramelos y una simple nota que decía "Eres preciosa".
Estaba en el parque principal, una multitud desbordante, me sofocaba el bochorno, sólo tenía que entregárselo, me corrompía el deseo de verla, Entonces caminé hacia ella, me estaba acercando lentamente y a unos 20 metros frené, estaba sentada en una mesa, con su hermana y sus padres, no podía hacerlo, de golpe sabía que no; me surgió una idea rápidamente, no era nada mala, incluso me pareció romántica, decidí acercarme al mesero de su mesa que es amigo mío y con más confianza, le dije.

- Buenos días, señor, necesitaba un favor urgente, espero y me pueda ayudar.

- Claro, ¿en que te puedo ayudar?

- ¿Usted ve esa hermosa mujer ahí sentada?, -le pregunté muy nerviosamente- estaba a unos simples pasos de ella, no me podía ver por toda la gente que nos rodeaba, pero, incluso así estaba muy nervioso.

- Por favor entrégale esto, -le di la bolsa y me alejé rápido y me senté al lado de una estatua, a esperar ver la reacción de ella; mientras el mesero llegaba a su mesa, yo admiraba su belleza aquel día, traía sus rizos hermosos, una blusa blanca y un pantalón oscuro y sus mismos tennis blancos de siempre, para mi, era simplemente perfecta.




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⏰ Last updated: Jan 24, 2020 ⏰

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DulzuraWhere stories live. Discover now