Emiliano había dado instrucciones claras, era necesario actuar cuánto antes según lo planificado. No sé cansaba de ver la ecografía que le envío Beatriz, su hija estaba allí, su primera foto, ella le envío el informe era una hermosa niña. Cuando se enteró de su embarazo no supo como procesarlo, no sabía si estaba molesto o feliz. Bueno feliz estaba, pero le embargo un sentimiento extraño que no supo como definir. Desde un principio había ordenado vigilar a Beatriz, si, estaba molesto con ella, pero eso no era suficiente para dejar desprotegida. Ella era su mujer y ahora madre de su hija, una sonrisa se formó en sus labios.
La decisión que tomo la haría rabiar, la conocía bien, pero era necesario, solo esperaba que no fuera tan terca como para complicar las cosas. Tenía la intuición de que ella no estaba molesta con él, ha tratado de verlo en la cárcel pero él se ha negado. No, no quería verla allí aunque lo que iba hacer, la tendría que llevar a ese lugar, en esta oportunidad era imperioso hacer eso, no había otra manera.
Dos semanas pasaron cuando Beatriz, fue interceptada por el hombre de confianza de Emiliano.
— ¿Ahora que quiere, porque tiene la costumbre de aparecerse como un fantasma?. — Beatriz cruzada de brazo veía la amarga cara de ese hombre.
— Emiliano, desea que usted me acompañe a un lugar, además quiere que sepa que hoy podrá verlo. — Ella agrando lo ojos.
— ¿En serio? No me digas. ¿Emiliano, piensa que yo estoy esperando desesperadamente poder verlo?, pues dígale a su jefe que se vaya al diablo, no iré con usted a ninguna parte. — El celular del hombre sonó y este se puso a relatar todo lo que está pasando, ella sabía que era Emiliano.
— El quiere hablar con usted. — Beatriz no se movió el hombre camino y la tomó del hombro, colocando el aparato en su oído.
— ¡Te dije que no, alejate de mí! — pero una voz la paralizó.
— Quédate quieta y escúchame. — Si, era él.
— No tengo nada que hablar contigo, déjame en paz. — Escucho un gruñido.
— Beatriz, no colmes mi paciencia y escucha bien lo que harás. — En sus sueños.
— Creo que eres lo suficientemente inteligente como para saber que deseas proteger a tu hija. — Aquello la paralizó.
— No te atrevas si quiera mencionar a mi hija Emiliano, porque te saco los ojos. Escúchame bien tú, pedazo de idiota, si llegas a tocar a mi hija te mato me escuchaste, TE MATO. — Así era ella efusiva.
— No soy yo él que le quiere hacer daño, dime Beatriz que hubieses hecho si Génesis logra su cometido hacen dos semana, si mis hombres no intervienen , ella hubiese llegado a ustedes y tú ni cuenta te diste. No me hables de matarme, de acuerdo. — Alzó la voz y ella no tuvo más remedio que callar, porque todo lo que dijo era cierto.
— ¿Que quieres?. — Le preguntó.
— Solo que hagas lo que te digan mis hombres sin poner excusas y ser grosera, cuando estes aquí yo mismo te explico de qué va todo esto. — El hombre sonrió, Beatriz estaba roja como un tomate de la rabia.
— Haré lo que quieras, pero no quiero verte. — Aquello despejó la duda que tenía sobre ella, se había equivocado si estaba molesta.
— Tendrás que hacerlo, pon de tu parte así como lo estoy haciendo yo, por el bien de nuestra hija. — Bingo aquello si que la había dejado de piedra... ¿Nuestra hija?, ¿Quiere decir que aceptaba su embarazo?.
— Bueno, dile a este tipo que se aleje de mí. — Al otro lado del teléfono su petición arrancó una sonrisa de los labios de Emiliano.
Ella se alejó del teléfono y tenía que dejarle claro a sus hombres que debían tratarla bien.
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No Eres Culpable #05
ChickLitBeatriz Jackson había renunciado a la idea del amor. Su vida, marcada por el sufrimiento, la llevó a sobrevivir junto a su peor verdugo: su propio padre, un hombre capaz de venderla al mejor postor por pura crueldad. Con valentía, Beatriz logró esca...