El placebo del dolor humano

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te concedí la oportunidad de amarme,

pero el reloj indicaba ya la muerte de tus dilatados ojos,

que antes llenos de un fugaz cariño me observaban

pero ahora soy yo,

la ingenua,

la imbécil

de todos modos, 

no estabas hecha para amarme

ni yo estaba preparada

 para seguir clavándome la estaca

en mi pobre dignidad,

la que me arrebató la envidia de ser feliz.

pues ya no lo quiero,

no lo deseo,

pues es imposible ya,

justo con la fibra de la pasión

con la que uno normalmente

es feliz.

ya no importa,

aunque se vuelva un ciclo,

uno doloroso

que carcome la poca esperanza que alberga

lo que conocemos como amor.

s u e ñ o s   q u e   m a t a nWhere stories live. Discover now